Cartas de la Revolución Bolchevique

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La Revolución Bolchevique de 1917 es una fuente fecunda de estudios históricos y literarios, de biografías e ideas, que muestran la posibilidad de revisar una y otra vez uno de los grandes acontecimientos del siglo XX, con todas sus múltiples y contradictorias manifestaciones.

Parte de esa riqueza es lo que muestran las Cartas desde la revolución bolchevique, escritas por el francés Jacques Sadoul (Turner, 2016), 500 páginas. Se trata de documentos de primera mano, de un testigo directo de los acontecimientos que condujeron al cambio de régimen en Rusia. Sadoul fue destinado a Petrogrado en medio de la Primera Guerra Mundial, para servir en la Embajada de Francia. Desde ahí envió una serie de largas y valiosas cartas, especialmente dirigidas a Albert Thomas, ministro de Armamentos del gobierno francés. Los informes, que originalmente se enviarían cada dos semanas, felizmente modificaron su frecuencia, hasta convertirse en ocasiones en cartas que se despacharon durante algún tiempo día a día, y junto con ser una información relevante para las autoridades de Francia, quedaron a la larga como un extraordinario documento histórico de aquellos días en que la historia se aceleró y tomó un rumbo inesperado.

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La Revolución Bolchevique de 1917 es una fuente fecunda de estudios históricos y literarios, de biografías e ideas, que muestran la posibilidad de revisar una y otra vez uno de los grandes acontecimientos del siglo XX, con todas sus múltiples y contradictorias manifestaciones.

Parte de esa riqueza es lo que muestran las Cartas desde la revolución bolchevique, escritas por el francés Jacques Sadoul (Turner, 2016), 500 páginas. Se trata de documentos de primera mano, de un testigo directo de los acontecimientos que condujeron al cambio de régimen en Rusia. Sadoul fue destinado a Petrogrado en medio de la Primera Guerra Mundial, para servir en la Embajada de Francia. Desde ahí envió una serie de largas y valiosas cartas, especialmente dirigidas a Albert Thomas, ministro de Armamentos del gobierno francés. Los informes, que originalmente se enviarían cada dos semanas, felizmente modificaron su frecuencia, hasta convertirse en ocasiones en cartas que se despacharon durante algún tiempo día a día, y junto con ser una información relevante para las autoridades de Francia, quedaron a la larga como un extraordinario documento histórico de aquellos días en que la historia se aceleró y tomó un rumbo inesperado.