Max Weber, pensador del siglo XX

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Max Weber fue uno de los intelectuales más interesantes de comienzos del siglo XX. Ciertamente sus libros y conferencias muchas veces resultaban polémicas y sus tesis pueden ser discutibles, pero no cabe duda que su trabajo fue un esfuerzo por una mejor comprensión de las tendencias históricas, de la vida del hombre en sociedad, el desarrollo económico de los pueblos, así como de las posibilidades de la política, la religión, la ciencia y el derecho.

Weber nació el 21 de abril de 1864, en Erfurt, Alemania, y falleció el 14 de junio de 1920 en Munich. Durante su vida relativamente breve, su país había cambiado y le correspondió enfrentar numerosos desafíos en el plano militar, como fue la Guerra Franco-Prusiana y, sobre todo, la Primera Guerra Mundial, que determinó el fin de una época y el comienzo de otra que el sociólogo apenas alcanzó a avizorar, pues murió solo dos años después de concluida la Gran Guerra. En sus últimos años pronunció unas conferencias muy interesantes y que concitarían gran atención entre los estudiosos, con los títulos “La ciencia como vocación” y “La política como vocación”. Existe una edición del libro en castellano, que se titula El político y el científico (Madrid, Alianza Editorial, 1967, varias ediciones).

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Max Weber fue uno de los intelectuales más interesantes de comienzos del siglo XX. Ciertamente sus libros y conferencias muchas veces resultaban polémicas y sus tesis pueden ser discutibles, pero no cabe duda que su trabajo fue un esfuerzo por una mejor comprensión de las tendencias históricas, de la vida del hombre en sociedad, el desarrollo económico de los pueblos, así como de las posibilidades de la política, la religión, la ciencia y el derecho.

Weber nació el 21 de abril de 1864, en Erfurt, Alemania, y falleció el 14 de junio de 1920 en Munich. Durante su vida relativamente breve, su país había cambiado y le correspondió enfrentar numerosos desafíos en el plano militar, como fue la Guerra Franco-Prusiana y, sobre todo, la Primera Guerra Mundial, que determinó el fin de una época y el comienzo de otra que el sociólogo apenas alcanzó a avizorar, pues murió solo dos años después de concluida la Gran Guerra. En sus últimos años pronunció unas conferencias muy interesantes y que concitarían gran atención entre los estudiosos, con los títulos “La ciencia como vocación” y “La política como vocación”. Existe una edición del libro en castellano, que se titula El político y el científico (Madrid, Alianza Editorial, 1967, varias ediciones).