El Manifiesto Comunista en movimiento

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Por Alejandro San Francisco
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En 1848 vio la luz el Manifiesto Comunista o Manifiesto del Partido Comunista, obra de Karl Marx y Friedrich Engels. Conviene destacar de inmediato dos características interesantes de la génesis y publicación de la obra, aclarando que usamos la edición de Editorial Crítica de 1998, publicada con ocasión de los 150 años de la obra y con prólogo del historiador británico Eric Hobsbawn. La primera particularidad es que se trató de una solicitud que recibieron Marx y Engels para redactar un Manifiesto que expusiera los objetivos y la política de la Liga de los Comunistas, como se pasó a llamar la antigua Liga de los Justos. La Liga de los Comunistas tenía por objetivo el “derrocamiento de la burguesía, el gobierno del proletariado, del fin de la vieja sociedad basada en las contradicciones de clase y del establecimiento de una nueva sociedad sin clases ni propiedad privada”. La segunda característica es que el documento final solo tenía 23 páginas, de ahí que muchas veces se le llame un panfleto –sin que se use el concepto en sentido peyorativo necesariamente– por su brevedad y su estilo, más destinado a convencer que a realizar un gran tratado de pensamiento político.

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En 1848 vio la luz el Manifiesto Comunista o Manifiesto del Partido Comunista, obra de Karl Marx y Friedrich Engels. Conviene destacar de inmediato dos características interesantes de la génesis y publicación de la obra, aclarando que usamos la edición de Editorial Crítica de 1998, publicada con ocasión de los 150 años de la obra y con prólogo del historiador británico Eric Hobsbawn. La primera particularidad es que se trató de una solicitud que recibieron Marx y Engels para redactar un Manifiesto que expusiera los objetivos y la política de la Liga de los Comunistas, como se pasó a llamar la antigua Liga de los Justos. La Liga de los Comunistas tenía por objetivo el “derrocamiento de la burguesía, el gobierno del proletariado, del fin de la vieja sociedad basada en las contradicciones de clase y del establecimiento de una nueva sociedad sin clases ni propiedad privada”. La segunda característica es que el documento final solo tenía 23 páginas, de ahí que muchas veces se le llame un panfleto –sin que se use el concepto en sentido peyorativo necesariamente– por su brevedad y su estilo, más destinado a convencer que a realizar un gran tratado de pensamiento político.

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