El arquitecto, principal especialista en el Cementerio General de Santiago, relata que, la semana pasada, robaron a contratistas maquinarias avaluadas en unos 150 millones, además de 6 orilladoras de la Administración del recinto, entre otros.
“El Cementerio General depende (administrativamente) de la Municipalidad de Recoleta. Pero, en la práctica, Recoleta depende (económicamente) del Cementerio”, afirma Tomás Domínguez Balmaceda.
El arquitecto sostiene que, por primera en sus más de 200 años de historia, el recinto presentará cifras negativas en sus cuentas. Esta situación, que viene a culminar un largo proceso de deterioro económico, se acentuó este año con la creación de la “Funeraria Popular”, que beneficia de manera exclusiva a vecinos de Recoleta.
En relación a los daños provocados por el terremoto de 2010 (hace casi 15 años), plantea que aproximadamente el 15% ha sido reparado. Casi todo ello costeado por particulares.
Un pulmón verde que desaparece
Tomás Domínguez explica el desastroso estado de la vegetación del Cementerio, otrora un pulmón verde de la capital. El arquitecto sostiene que se ha perdido sobre el 50% de los árboles en los últimos años, por falta de riego. Gran parte de ellos, especies de más de 100 años, cada vez más escasas en Santiago, incluyendo araucarias.
“Se vendieron los derechos de agua durante la administración e Gonzalo Cornejo (UDI) a los Canalistas del Maipo, por unos 61 millones, que calculo era entre el 2 y el 5% de su valor real”, sostiene Domínguez.
A la falta de agua, se suma la inexistencia de un plan maestro para la vegetación del Cementerio, antaño un pulmón verde para Santiago. Cualquiera planta lo que quiere, casi nada cuenta con riego y los robos de plantas son frecuentes.
Tomás Domínguez cree que la recuperación de este patrimonio cultural pasa por “un cambio en la orgánica del Cementerio, que deje de depender del municipio de Recoleta. Que se cree una corporación autónoma.”