Carlos Altamirano: "Debiera premiarse una ética artística, una manera de ser artista"

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Carlos Altamirano Valenzuela (San Carlos, 1954), artista visual postulado al Premio Nacional, conversa del ser artista, de su obra y de lo que se premia.

Consultado sobre el Premio Nacional de Artes Plásticas, Carlos Altamirano afirma que debiera premiarse la “singularidad (de la obra), su peso específico en el medio, su influencia, quizás una ética artística, una manera de ser artista”.

Altamirano plantea una “obra indisoluble, inseparable del creador. Como son los casos de Eduardo Vilches, Eugenio Dittborn o Natalia Babarovic.”

“El sentido del arte, en especial de la pintura, es que quedó sin trabajo cuando aparecieron la fotografía, el cine, la televisión, que son técnicamente más eficientes. Desde Hegel se ha matado, hemos matado, la pintura. Y como todo cesante, se puso introspectiva. Entonces se piensa a sí misma, se acerca más a la filosofía”, sostiene. “Termino revisándome a mí mismo.”

“Esa exposición completa (Museo de Bellas Artes, 2019) es una obra, es mi cabeza en el estado actual. Con obras hechas en 1976 a obras actuales en diálogo entre ellas y con la sala”, afirma, “la exposición la hice para mí, para mirarla yo. Era la única manera que tenía de visualizar mi imaginario.”

Sin embargo, “la gente que entró a la exposición no salió igual”, “la palabra entender no tiene mucha cabida, pero la gente la veía y le sucedían cosas interesantes.” “Lloré varias veces abrazado de alguien, algo que nunca había pasado en relación a mi trabajo.”

Carlos Altamirano comenta que escribió un libro que es editado por la UDP y que pronto saldrá de imprenta. “La escritura me tiene fascinado. Es algo que me cuesta mucho y por lo mismo me fascina.”

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Carlos Altamirano Valenzuela (San Carlos, 1954), artista visual postulado al Premio Nacional, conversa del ser artista, de su obra y de lo que se premia.

Consultado sobre el Premio Nacional de Artes Plásticas, Carlos Altamirano afirma que debiera premiarse la “singularidad (de la obra), su peso específico en el medio, su influencia, quizás una ética artística, una manera de ser artista”.

Altamirano plantea una “obra indisoluble, inseparable del creador. Como son los casos de Eduardo Vilches, Eugenio Dittborn o Natalia Babarovic.”

“El sentido del arte, en especial de la pintura, es que quedó sin trabajo cuando aparecieron la fotografía, el cine, la televisión, que son técnicamente más eficientes. Desde Hegel se ha matado, hemos matado, la pintura. Y como todo cesante, se puso introspectiva. Entonces se piensa a sí misma, se acerca más a la filosofía”, sostiene. “Termino revisándome a mí mismo.”

“Esa exposición completa (Museo de Bellas Artes, 2019) es una obra, es mi cabeza en el estado actual. Con obras hechas en 1976 a obras actuales en diálogo entre ellas y con la sala”, afirma, “la exposición la hice para mí, para mirarla yo. Era la única manera que tenía de visualizar mi imaginario.”

Sin embargo, “la gente que entró a la exposición no salió igual”, “la palabra entender no tiene mucha cabida, pero la gente la veía y le sucedían cosas interesantes.” “Lloré varias veces abrazado de alguien, algo que nunca había pasado en relación a mi trabajo.”

Carlos Altamirano comenta que escribió un libro que es editado por la UDP y que pronto saldrá de imprenta. “La escritura me tiene fascinado. Es algo que me cuesta mucho y por lo mismo me fascina.”