Emelle Lewis de 22 años se enfermó en su adolescencia cuando comenzó a convencerse de que era “gorda y fea” y creyó que perdiendo pesó podría ayudarla a “calzar” en el grupo al que quería pertenecer.
Actualmente estudia psicología en Huddersfield (Inglaterra) y recuerda que su batalla comenzó al asistir al gimnasio con mayor regularidad y luego con su obsesión por la comida, entre ellas pasteles de arroz y ensaladas.
Cuando su peso bajó a solo 31,75 kilogramos, Emelle recuerda que se podía comprar ropa en la sección infantil y vivir una “vida normal” y comenzó a perder peso en secundaria porque siempre se sintió gorda mientras crecía.
“Siempre me pareció difícil encajar, y cuando todos mis amigos estaban teniendo novios y yo no, entonces comencé a pensar que era porque era gordo y feo”, relata la joven.
Asimismo, la estudiante se convenció de que la gente estaba tratando de “arruinar su vida” y nunca creyó que su salud estuviera en peligro, incluso llegó a afirmar que era vegana, por lo que la gente no cuestionó que solo comiera frutas y verduras.
Momento de recuperarse
El punto de inflexión para la transformación de Emelle fue cuando comenzó a seguir a algunas cuentas de recuperaciones en Instagram y se inspiró en otras chicas que habían superado los trastornos de la alimentación.
En ese momento se dio cuenta de que no quería morir y, a pesar de estar aterrorizada por lo que se le venía por delante, le dijo a su madre que quería comenzar a entrenar con pesas como una forma de recuperación.
Según recoge el sitio inglés de variedades, Unilad, Emelle ahora come seis comidas balanceadas al día, que ascienden a 2.800 calorías y levanta pesas en el gimnasio.
“Recuerdo haberme acostado un día en la cama sintiéndome como si realmente me estuviera muriendo y me di cuenta de que no había logrado nada en mi vida, y esta no es la manera en que mi historia debe terminar.
Esto cambió algo en mi mente y supe que tenía que empezar a pelear y mostrarle al mundo quién debía ser.
Pese a que también tuvo ocasiones en las que se rendía, la parte más difícil de la recuperación era ir en contra de todo lo que había creído durante los últimos seis años.
“Físicamente me detuve de hacer cosas que se habían convertido en una segunda naturaleza para mí a través de años de sufrimiento con anorexia. Literalmente tuve que ignorar mi propia mente”, afirmó.
Asimismo, indicó que “superar esta enfermedad ahora me ha convertido en una persona muy fuerte mentalmente, veo el mundo a través de otros ojos”.
“Estoy agradecida por todos los días que estoy viva y trato de ser tan positiva como pueda en cualquier situación. Siento que puedo lograr algo ahora”.
Finalmente, aconsejó a todos quienes sufren esta enfermedad: “Ama a tu cuerpo por lo que es porque un día no tendremos uno”.