Se dice que podríamos estar viviendo en la época del narcisismo como tema central de nuestra cultura occidental. Esta conclusión puede parecer algo fuerte, pero quizás no esté del todo equivocada.
Si nos ponemos a analizar los cambios tecnológicos de las últimas décadas, la cultura de la imagen y el espectáculo en la que vivimos inmersos, además del uso excesivo de redes sociales, como por ejemplo Facebook o Instagram, podríamos especular que éstos serían los responsables de despertar el narcisismo en los usuarios, y pese a que se le considera como una moda, especialistas nos alertan de sus efectos.
Aunque no se debe generalizar, el exponer excesivamente la vida personal podría hablar de individuos con baja autoestima, que buscan aprobación y aceptación de su entorno. Especialistas coinciden en que las personas exhiben sólo lo que quieren mostrar, construyéndose así una identidad que se expone a la consideración de los demás para recibir retroalimentación y ser validada.
Hay quienes consideran la tendencia “Selfie” como un acto de vanidad, o bien, falta de autoestima, que se traduce en la necesidad de autoafirmación y construcción de la identidad. Es un fenómeno que nos lleva a la necesidad de relacionarnos y de proyectar una buena imagen de nosotros mismos. Los usuarios elaboran diariamente una pequeña novela de su vida en donde Facebook es el espejo y Twitter el megáfono social. A partir de aquí, su mayor preocupación es cuántos “me gusta” o cuántos “retuits” va a recibir la foto en cuestión y, si además, nos dedican uno o más comentarios.
En entrevista con BioBioChile, el especialista Gonzalo Soto, psicólogo y académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central de Santiago, nos señala que “los selfie adictos por lo general se caracterizan por estar constantemente en búsqueda de un refuerzo positivo que es el ‘like’ o ‘me gusta’, es decir, las fotos retratan el estado actual de la persona, dando con ello a conocer a los demás lo bien que se está”.
“Ahora bien, no hay que olvidar que en este fenómeno las personas muestran habitualmente la cara amable del día a día, haciendo que el resto crea que la persona está siempre bien, negando con ello un espacio habitual de la cotidianidad que es entre otras cosas estar aburrido, sentirse solo, tener días malos o regulares, etc. En este sentido, las selfies recrean una realidad inventada en donde a mayor cantidad de ‘me gusta’ mejor evalúo mi vida, creando una forma de entender la realidad bastante ególatra, ya que si espero que alguien en particular dé un like a mi foto y no lo hace, me frustre con esa persona o con un grupo de amigos en los cuales baso presunta amistad”, explicó el especialista.
Junto con ello, el experto señala que “este fenómeno da cuenta de ciertas características asociadas al narcisismo, en donde la foto o autorretrato es el vehículo para que otros opinen de mí en base a una realidad creada, en donde los demás son para la persona lo que necesita para retroalimentar su necesidad de ‘likes’ dejando de lado el establecimiento de relaciones interpersonales, el cara a cara que fomentan y promueven espacios de intimidad tan necesarios para establecer vínculos duraderos en el tiempo“.
¿Eres fanático de compartir selfies en redes sociales?, ¿conoces a alguien así? Lo más probable es que tu respuesta sea positiva. Si es así, te contamos algunas patologías asociadas para evaluarse a sí mismo en base al número de “me gusta” que otros puedan indicar, y éstos va relacionado con:
· Déficit de atención e hiperactividad
· Depresión
· Trastorno obsesivo compulsivo
· Trastorno de personalidad narcisista
· Adicciones o hipocondría entre otros.
“Cuando la persona se evalúa a sí misma como sujeto, con valía o autoestima en base a la impresión de otros, en base a una foto, OJO, hay que tomar precauciones, ya que la persona puede estar viviendo una realidad creada que no siempre tiene relación con lo que la persona experimenta día a día”, advierte el psicólogo.
Consejos para quienes evidencian este tipo de problemas
El académico indicó que es importante “fomentar relaciones cara a cara, pues muchas veces las personas que suelen entender su vida desde una imagen creada en base a fotos ocultan ansiedades en lo relacional o algún temor al rechazo o a no calzar en ciertos grupos o con ciertas personas (por eso las redes sociales son más cómodas y otorgan una zona de confort para estas personas)”.
“En caso de jóvenes, establecer límites en el uso de redes sociales, asignar deberes de tipo domésticos y familiares que les sitúen en una realidad objetiva y no les promueva una realidad virtual (tener el rol de sacar la basura, cenar o compartir en familia sin celulares mientras se comparte, etc)”, agregó.
Finalmente, señaló que “las redes sociales son un insumo que facilita la comunicación pero también puede promover la enajenación del sujeto si este no tiene conciencia de quien es él en cuanto a su valor por el hecho de ser persona”.