A raíz de la terrible tragedia que sucedió este fin de semana pasado en el Casino Monticello, donde un conocido veterinario estalló en furia tras perder dinero y asesinó a disparos a dos funcionarios, muchas dudas se han generado en la comunidad.
Si bien algunos se han preguntado por la seguridad, el origen del asesino, o el perfil sicológico, lo que pocos saben es que la carrera que estudió Osvaldo Campos pudo haber tenido una gran implicancia en los hechos que desataron su furia en Monticello el domingo 2 de julio, para luego quitarse la vida.
Según estadísticas, la medicina veterinaria es la profesión que mundialmente lidera la tasa de suicidios. Sólo en Estados Unidos, esta carrera dobla en muertes autoinfligidas a los médicos tradicionales y a los dentistas.
Por otra parte, un estudio online comprobó que un 7% de los que contestaban la encuesta admitían estar sufriendo “enfermedades psicológicas serias” mientras que en el caso de las mujeres subía a un 11%.
Otra de las sorprendentes conclusiones es que 1 de cada 6 personas (en algunos casos más) que es veterinario, ha considerado seriamente el suicidio como una opción.
Pero, ¿Por qué sucede esto?
La supuesta ternura de la medicina veterinaria
“La gente cree que ser veterinario es darle vacunas a cachorritos y gatitos todo el día”, dice la doctora Marie Holowaychuk, especialista en cuidados intensivos y de emergencia, al diario Boston Globe.
Pero la realidad es otra; una muy distinta. La carrera es un tipo de negocio que arrasa con las emociones de los profesionales a cargo, y por razones muy lógicas pero desconocidas por el público general.
La primera es el tipo de clientes que los veterinarios atienden: “La mayoría son geniales, y los queremos, pero todo tipo de persona puede tener animales domésticos”, señala Stephanie Kube, veterinaria neuróloga y patóloga en dolores en la clínica “Veterinary Neurology and Pain Management Center” de Nueva Inglaterra, Walpole, Estados Unidos.
Hay clientes que adoptan o rescatan animales de los cuales luego no pueden hacerse responsables, personas que quieren matar a sus animales a pesar de que tienen el dinero para cuidarlos y otros que no tienen dinero para hacerlo, agrega.
Además, a eso se suma que la mayoría de los que estudian esta carrera lo hace con crédito, lo que agrega mucha presión a los egresados por ganar dinero y así pagar sus deudas.
Por último, los veterinarios enfrentan la muerte mucho más seguido que otras carreras que también tienen relación con la salud y la vida.
Son varias las muertes que puede presenciar un veterinario a la semana o al mes: algunas inducidas por el estado deplorable de salud del animal y otras veces tan simple como hacer caso a los clientes que quieren acabar con la vida de sus perros.
Para rematar, algunos ciente piden que sea gratis la consulta, pensando con gran entusiasmo que el veterinario lo hará todo gratis por pasión, ‘porque son sólo pequeños animales’. Pero no es así.
Son estas razones, más las que te indicamos a continuación, las que pueden haber afectado a Osvaldo y que probablemente nublaron su juicio en el día de furia que acabó con su vida y la de 3 personas inocentes.
Personalidad: Los veterinarios son personas frecuentemente triunfadoras y se sobre exigen al punto de dedicarse sólo a trabajar.
Soledad: Al ser un trabajo en el cual se suele trabajar en solitario, los veterinarios pueden pasar mucho tiempo solos sin tener a alguien cercano con quien compartir.
Tristeza: Lidiar con todo el tipo de personas que mencionamos anteriormente puede causar mucha impotencia y estados de ánimo bajos, ya que el profesional no puede hacer nada al respecto. Por lo mismo, causa mucha tristeza ver animales que tienen que morir bajo malas circunstancias y con dueños de dudosa calidad humana.
Estrés: Además de lo anterior, la mayoría de veterinarios trabajan con sus propias clínicas, y eso involucra hacerse cargo de un negocio/emprendimiento, lo que conlleva una alta tasa de estrés y preocupación.
Fatiga de compasión: Este es un tipo de estrés distinto y tiene estricta relación con el efecto emocional que produce ver a animales morir de forma muy seguida.
Familiarización con la eutanasia: Los veterinarios manejan muy bien la eutanasia, ya que mediante esta terminan con el sufrimiento (en algunos casos no) de animales. Por lo mismo, el acceso y el conocimiento de este tipo de drogas establece un piso para cuando los pensamientos depresivos comienzan.
La opinión de un veterinario chileno
En relación a lo anterior, el médico veterinario Sebastián Lillo y académico de la Universidad Santo Tomás de Concepción comentó sobre esta situación y lo que ocurre en Chile.
“La inmensa responsabilidad de tratar con vidas y tener que realizar eutanasia tiene consecuencias psicologías en uno. En mi trayectoria he realizado 5 eutanasias con motivos justificados”, explica.
En cuanto al estrés y la soledad de la profesión, señala que “en la mayoría de los casos se trabaja solo sin equipos de trabajo. Las extensas jornadas de trabajo y lo horarios de estas dificultan la vida en familia. Muchos colegas trabajan de 11:00 hasta las 21:00 horas. Muchos tienen una vida muy sola“, argumenta.
También tienen “bajos sueldos” y “niveles muy altos de estrés, debido a que en la mayoría de los casos nuestros pacientes ya llegan en un estado de gravedad considerable“.
“Gran parte de los dueños de mascotas espera hasta el último momento. Ellos mismos buscan sus propios remedios y una vez que su mascota esta moribunda acuden al veterinario ‘exigiendo la mejoría de su mascota’, concluye el profesional.