¿Qué pasa cuando dejas a una ciudad completamente aislada del mundo exterior, impidiendo la entrada de comida, remedios y otros bienes?
Bien podría parecer el argumento de una novela de ciencia ficción, sin embargo -y de manera lamentable- ha ocurrido, dejando como resultado un terrible y absoluto caos.
En septiembre de 1941, plena II Guerra Mundial, la Alemania Nazi de Adolf Hitler no sólo invadió Leningrado, sino que además bloqueó todas las vías de salida de la ciudad, para que así murieran de hambre y frío los habitantes que aún vivían en el interior.
El suceso es conocido desde entonces como el Asedio de Leningrado.
¿Por qué Leningrado?
Los nazis consideraban a Leningrado como una de las ciudades más importantes, ya que poseía numerosas industrias y fábricas. Además, su ubicación estratégica les facilitaría la tarea de atacar y conquistar el resto de la Unión Soviética. Para esto, Hitler estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario.
Fue así como los nazis comenzaron por controlar las fronteras de la ciudad. Con la ayuda de artillería pesada, libraron varias batallas durante unos pocos meses.
Sumado a la ayuda del ejército finlandés, los alemanes lograron establecer un férreo e inquebrantable perímetro, impidiendo la escapatoria de los 3 millones de ciudadanos soviéticos.
Con los bombardeos, diversos negocios y almacenes resultaron destruidos y quemados, dando inicio a una terrible crisis alimentaria.
Esto hizo que el dinero perdiera progresivamente su valor, y la ciudad se sumergió en un mar de angustia y desesperación.
La escasez obligó a los soviéticos a racionar el poco alimento que quedaba: seiscientos gramos de pan diarios para los trabajadores, cuatrocientos gramos para los estatales y el resto de los civiles se las debió arreglar con sólo trescientos gramos.
Pero estas cantidades fueron disminuyendo con el tiempo.
Pronto la gente comenzó a desmayarse en las calles, muriendo lentamente. De manera desesperada, no les quedó otra opción que comerse a las mascotas y animales.
Hacia finales de 1941 la situación era caótica, al punto que la población sólo consumía el 10% de las calorías necesarias. Los nazis hacían lo suyo, cocinando en los alrededores para que el olor penetrara en la ciudad.
Y como si el panorama no fuera lo suficientemente terrible, comenzaron a reportarse los primeros casos de canibalismo.
Este hostil y complejo escenario hizo que algunas personas comenzaran a asesinar, para luego vender las partes del cuerpo de las víctimas. Las autoridades que permanecían en Leningrado ejecutaron sin contemplaciones a quienes fueron sorprendidos realizando esta práctica.
Uno de los documentos más conocidos que evidenció las atrocidades de este asedio, y que sirvió como evidencia en los Juicios de Nuremberg, fue el diario de vida de una pequeña de 11 años llamada Tatiana Sávicheva, en el que registra las muertes, uno a uno, de todos los miembros de su familia.
Posteriormente, la propia niña falleció. Este diario se exhibe actualmente en el Museo de Historia de Leningrado.
Finalmente todo acabaría el 14 de enero de 1944, cuando el Frente de Vóljov al mando de Kirill Meretskov y el Frente de Leningrado al mando de Leonid Góvorov contraatacaron a las fuerzas alemanas, las que estaban sumamente disminuidas en relación a tres años antes. El cerco fue levantado, y todo el mundo pudo conocer el horror al que tuvieron que enfrentarse los habitantes de la ciudad.
El bloqueo de Leningrado duró 872 días y se estima que cobró las vidas de más de 1.2 millones de personas. Más del 90% de ellas murieron de hambre.
San Petersburgo en la actualidad
Luego de la derrota alemana en 1945, Leningrado fue nombrada Ciudad Heroica por los soviéticos, título honorífico que reconoce el coraje de sus habitantes durante la invasión nazi.
Con la desaparición de la URSS y la caída del comunismo, la ciudad fue rebautizada como San Petersburgo.
Más de 70 años han pasado desde el asedio, y hoy en día es la segunda urbe en importancia de Rusia, después de Moscú, albergando variados monumentos considerados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
De hecho, el próximo 2 de julio el estadio Zenit Arena, con capacidad para 72 mil personas y ubicado en San Petersburgo, albergará la final de la Copa Confederaciones 2017.