El invierno lentamente entra en retirada dando paso a días más cálidos y largos. Esto último se potencia con el cambio al horario de verano que comienza este fin de semana.
Se trata de una modificación que para algunos inyecta de energía, pero que en otros tiene fuertes consecuencias.
Una de las principales complicaciones pueden presentarse son trastornos del sueño, los que ya han aparecido gracias a la pandemia en muchas personas.
Dificultad para dormir, el insomnio, o incluso, la somnolencia excesiva, son cuadros que podrían agudizarse con el cambio de horario.
Eso también podría derivar en problemas de irritabilidad, hambre en distintos horarios, o dolores de estómago por no estar comiendo a las horas que estábamos acostumbrados.
¿Y los niños?
Los niños también puede verse afectados, especialmente durante la primera semana posterior al cambio de hora.
Al igual que los adultos, pueden presentar las alteraciones normales en las rutinas de sueño, alimentación e incluso mayor irritabilidad en sus actividades cotidianas.
“Los cambios han producido o pueden producir, una serie de efectos psicológicos en la población, por lo que es esperable que los adultos no estén en las mismas condiciones para acompañar el proceso de adaptación de niños y niñas”, explica Alicia Varela, Jefa del Fonoinfancia.
“Por tanto, es importante que los adultos consideren el escenario actual, para que así el cambio de hora no se convierta en un estresor más. Para esto será importante que los adultos no se presionen con responder de la misma manera o de la mejor manera ante el cambio de horario”, añade.
Cómo enfrentar el cambio de hora
Para hacer frente a este tipo de alteraciones, “se deben generar hábitos”.
“Por ejemplo, dormir las horas adecuadas y no beber alcohol en gran cantidad 4 horas antes de acostarse”, afirma el doctor en ciencias fisiológicas y postdoctorado en neurociencias de la Universidad San Sebastián, Marcos Santibáñez.
“El buen dormir es clave para funcionar bien y estar en óptimas condiciones durante nuestras jornadas, pero para ello es crucial tener una disciplina que oriente al descanso reparador”, explica.
Adiós a dispositivos en la noche
Los dispositivos móviles, en tanto, pueden ser un arma de doble filo si no son utilizados reguladamente.
“Es clave disminuir durante el día el tiempo de uso de pantallas o dispositivos electrónicos como computadores, tablets, celulares, juegos de play. Durante la noche, idealmente, no hay que ocuparlos”, enfatiza.
En cuanto a la alimentación, Santibañez precisa que “influye en la inducción y calidad del sueño”.
“Existen productos que contienen sustancias que afectan el sistema nervioso central, como las metilxantinas alcaloides estimulantes, presentes en el café, té y chocolate y aminas biógenas (presentes en productos lácteos, carnes, vino, cerveza)”, advierte.
Decálogo del buen dormir
Enzo Rivera, neurólogo de Clínica Ciudad del Mar, también suma las siguientes recomendaciones para sortear mejor el cambio:
– No olvide mantener horarios fijos para acostarse y levantarse de acuerdo a las necesidades de sueño de cada persona.
– Manténgase hidratado, ya que esto es beneficioso para la readaptación de los ritmos biológicos.
– Evite pasar tiempo en la cama y en el dormitorio en otro horario que no sea el destinado al sueño.
– Adecúe las comidas al nuevo horario, de manera de cenar un par de horas antes de irse a dormir. Eso facilitará el quedarse dormido sin sentir pesadez o molestia.
– Abra cortinas y reciba la mayor cantidad de luz solar en la mañana para ayudar a sincronizar el reloj biológico.
– En el caso de los niños, es fundamental que realice un reordenamiento de sus horarios. Para ellos puede resultar más difícil comprender este cambio, dado que no se rigen por relojes, sino por la presencia de luz solar”.