Los proyectos de transformación digital están sobre estimados en su nomenclatura, así como en su capacidad o en lo rimbombante que suena su implementación, cuando este proceso es mucho más sencillo de lo que aparenta.

A menudo vemos demasiadas empresas que, conscientes de su sus necesidades en este ámbito, se sienten bombardeadas por información sobre la transformación digital. No existe, hoy en día, ninguna compañía mediana o grande que no sepa que si no transforma o digitaliza sus procesos, está destinada a morir. Eso es una conciencia general, y hay que dar esa etapa por superada.

Pero si sabemos que dentro de la transformación digital la data analytics es un pilar de toda compañía, para hacerlo más amigable tenemos que conectar con un mensaje claro y directo: “La belleza de tus datos”.

Uno de los problemas más habituales en este tipo de procesos es que este tema no se aborda desde una óptica sencilla, sino que se suele apuntar a los componentes más complejos. El lenguaje asociado a la transformación digital -inteligencia artificial, big data y tantas otras cosas- no son afines a los tomadores de decisiones o ejecutores dentro de las compañías. No estamos diciéndole a las empresas que esto es más sencillo de lo que ellos creen: queremos decir que esto siempre se ha hecho, lo único que se “ordenó” fue el proceso de “cómo hacerlo”.

Nunca se deben poner las herramientas antes que el desafío; el desafío elige las herramientas. Hemos visto muchos procesos de implementación de transformación digital fracasados porque se anteponen las herramientas a los desafíos propios de cada estructura empresarial y no terminan controlando el uso. Eso provoca un exceso de peso en las herramientas para el fin que se busca. Para ejemplificar, en términos de datos, el 80% de las empresas tiene que “subir el Manquehue”, pero se equipan para escalar el Everest. Y para eso se llenan de artefactos y asesores que deben dejar en el camino y terminan sin poder subir la primera etapa, cuando el desafío es menor.

El 90% de los problemas que tienen las medianas y grandes empresas en este ámbito se solucionan de manera muy sencilla.

Esa gran mayoría de empresas medianas y grandes puede solucionar su brecha digital con modelos tradicionales, porque lo más relevante en este proceso es elegir una buena ruta y estrategia, además de un buen procedimiento, con seguimientos en tiempos acotados y un buen partner que ayude a implementar este tipo de soluciones. El mejor socio probablemente será aquel que ni siquiera va a mencionar este lenguaje rimbombante ligado a la tecnología, sino que es el que sea capaz de explicarlo en sencillo, pues “ha subido el Manquehue” varias veces, entendiendo lo que implica la transformación a través de la analítica de data.

La invitación es a que extendida la conciencia de lo indispensable del desafío, se asuma que se trata de procesos que pueden ser abordados de manera sencilla y, muchas veces, con las herramientas que ya dispone la empresa.

Hoy todas estas tecnologías están disponibles y el problema no es el acceso, sino que encontrar una buena estrategia con un buen partner interno y externo, que logren generar procesos sencillos de implementación de corto plazo a la medida del problema de la empresa.

David Ávila
CEO de Biwiser

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