Asumir la homosexualidad es difícil, independiente de la seguridad que cada persona tenga sobre su orientación y lo orgullosa que esté de ello, entendiendo que no es nada de lo que debiera avergonzarse, lo cierto es que la sociedad en la que vivimos aún no abraza la diferencia en su máxima expresión.
Si bien en Chile, ‘salir del clóset’ hoy es mucho más fácil que hace 20 años atrás, el entorno aún puede ser un poco gris, si tomamos en cuenta el mensaje que transmiten algunos medios de comunicación sobre la homosexualidad, los históricos prejuicios, y el debate político polarizado y que intenta definir aspectos tan básicos como si los homosexuales tienen los mismos derechos civiles que cualquier otro mortal.
En este contexto, es que día a día son miles las personas, sobre todo adolescentes, que siguen cuestionándose si vale realmente la pena transparentar, incluso con su entorno más cercano, su orientación sexual. Y aunque para algunos puede ser un simple trámite, la verdad es que es un tema que debe pensarse detenidamente.
De acuerdo a la psicóloga Fernanda Barriga, de la ONG Todo Mejora, la sociedad aún tiene graves problemas de violencia hacia las personas que se identifican dentro de la diversidad sexual y son más graves de lo que cualquiera pudiera imaginar, lo que ha provocado que niños, niñas y adolescentes se juzguen a sí mismos por su forma de ser. “Les estamos negando la posibilidad de llevar una vida feliz, de proyectarse como personas plenas“, afirmó.
En ese sentido, revelar tu orientación sexual, sea a un amigo o a un familiar, es una catarsis. Algunas personas lloran desconsoladamente mientras escogen las palabras adecuadas para explicar si situación, mientras otras simplemente lo dicen sin pensar mucho en lo que viene. No obstante, cualquiera sea el camino que tomes, lo cierto es que sí o sí te quitarás un gran peso de encima, incluso cuando la respuesta que recibas no sea la esperada.
Y es que dar este paso ayuda a dejar atrás uno de los mayores miedos que te persiguen desde que sientes que eres “diferente”, cuando en realidad no lo eres. Asimismo, te liberas de la rabia y el conflicto que eso te ha provocado por años.
Si estás en pareja, dejas de sentirte como si estuvieras en una película de espías cuando estás de paseo, por miedo a encontrarte con “ese familiar” que puede hacerte sentir incómodo y por el que finalmente tomas la decisión de esconderte en tu propia casa.
En esa misma línea, cuando conversas con un grupo de personas que no saben que eres gay, lesbiana o bisexual, tiendes a ponerle límites a los temas de conversación para no pasar por momentos incómodos o te conviertes en el mejor narrador de ficción inventando historias para evitar sospechas.
Lo cierto es que muchas veces la persona homosexual o bisexual no se da cuenta que vivir en la ‘oscuridad’ del clóset no es vivir. Crees que eres diferente y sientes culpa por ello, cuando en verdad eres igual a todos, pues más allá del activismo político y social, tu orientación sexual no define tu identidad como ser humano. Pero cuando dejs atrás ese muro, tu vida comienza a cambiar y siempre de manera positiva.
Te enamoras sin miedo, te haces amigos que están o pasaron por las mismas experiencias que tú, normalizas tu realidad y sientes una tranquilidad interior que antes no experimentaste, en definitiva, comienzas a vivir.
Aún así, existen varios factores que se deben considerar antes de tomar esta decisión y depende cien por ciento de cada uno. Jamás dejes que alguien cuestione o juzgue la forma en que decides revelar tu orientación o si aún no estás preparado o preparada para hacerlo. Cada uno conoce su entorno y hay quienes parten contándoselo a sus papás y otros a los amigos, esto porque cada persona es un universo diferente.
“Alguien ha definido el armario como una jaula de oro que te protege porque no sufres las consecuencias de la homofobia. Se puede vivir en el armario, todos lo hemos hecho, pero no compensa“, señala Jesús Generelo, secretario general de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) de España, quien asegura al HuffPost que dar este paso es como “volver a nacer”.
En esa misma línea, Santiago Rivero, portavoz del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), indica que pese a lo liberador que es, aún existen personas que optan por mantener su orientación sexual en reserva porque es la única opción de supervivencia, por lo que jamás se les debe “criminalizar” por tal decisión.
La psicóloga Barriga señala que es difícil dar consejos que le puedan servir a todos por igual, pues no existe una manera de salir del clóset y cada persona vive su proceso de manera diferente. “Eso sí, siempre es bueno partir con personas que crees que puedan entenderte y apoyarte“, indicó.
La verdad es que no existe un manual para salir del clóset, pero sí existen ciertas consideraciones que podrías tomar en cuenta si estás pensando en ello.
1.- Elige el momento adecuado
Generelo comenta que lo más importante es tenerlo claro y sentirse en paz. Jamás lo hagas si te sientes presionado o confundido, recuerda que la forma en que te presentes a la hora de contarlo, dirá mucho sobre cómo te sientes con ello. Además, es probable que debas responder varias preguntas, por lo que es importante que estés tranquilo o tranquila.
“La persona tiene que saber realmente que es lo que quiere hacer en ese momento determinado, además de contar con una cierta garantía de que vas a tener apoyos por parte de tu familia o de amigos”, indica.
2.- Prepara el terreno
Tantea tu entorno y sus reacciones. Sacar el tema en alguna conversación familiar puede servir, lo que va desde hablar sobre un amigo homosexual o discutir sobre políticas relacionadas al tema. Al hacerlo, podrás notar cómo reacciona tu familia y eso te da un margen de acción, asegura Generelo.
Eso sí, no confíes a ciegas en eso, pues a veces la familia cambia totalmente sus apreciaciones cuando se trata de alguien cercano. Por lo general, la familia está por encima de cualquier prejuicio, agrega Rivero.
3.- Busca aliados
Otro punto importante es que jamás debes sentirse solo a la hora de revelar tu orientación sexual. Además de buscar apoyo entre un círculo de amigos o de algunos familiares, por ejemplo, está el informarse acerca de organizaciones que puedan asesorarte y/o apoyarte en este camino. Si eres joven, en Chile puedes contactarte con la ONG Todo Mejora, donde existen diversos expertos dispuestos a guiar tu experiencia.
El secretario general de FELGTB agrega que es fundamental buscar referentes positivos, ya sea para reafirmar tu postura o para apoyarte si es que te toca enfrentar el rechazo o situaciones desagradables.
Respecto a tu familia, puedes intentar buscar aliados antes de contárselo a todos. Algunas personas optan por contárselo a la madre primero y otros a algún hermano o hermana, lo ideal es que elijas a alguien con quien te encuentres más cómodo o cómoda y en confianza, agregan.
De esta forma se puede ir creando el clima adecuado para abrirse al resto de la familia y puede ser una forma de superar la inseguridad y la ansiedad.
4.- No lo hagas si…
Junto con escoger el momento adecuado, jamás debes sincerarte durante alguna discusión o si tu familia está enfrentando alguna situación delicada. “Siempre habrá un tiempo para hablar, conversar, repetir lo que haga falta a los padres para que la relación sea lo más positiva y confortable posible“, agrega Generelo.
Por su parte, Rivero también agrega que se deben tomar en cuenta ciertas consideraciones según tu entorno. Si tienes la sospecha que pueden tomárselo mal o que te echen de casa y no tienes un ‘plan b’, es mejor que no lo hagas. “La visibilidad es importante, pero la vida y la integridad de las personas lo es más“, advierte.
Algo en lo que coincide Barriga, pues recomienda “estar atentos a los tiempos”, indicando: “No lo hagas si no crees sentirte listo o lista para responder preguntas al respecto. Date tu tiempo para sentirte seguro o segura. Además, hay veces en que aún no es un buen momento para salir del clóset, quizás ahí estás más seguro que afuera, así que no te presiones. Recuerda que no eres mejor persona por estar fuera del clóset ni peor persona por estar dentro.
5.- Avanza paso a paso
Tienes que tener claro que el tema no se acaba cuando decides gritar a los cuatro vientos que eres gay, lesbiana o bisexual, sino que ahí recién comienza. Esto se trata de un proceso en el que tú y tu entorno va creciendo, aprendiendo e integrando nuevas experiencias, por lo mismo, esta etapa puede durar meses o años. Además, es probable que tengas que ‘salir del clóset’ varias veces en tu vida.
Generelo agrega que esta es una situación que “tienes que forzar” ya que “si no manifiestas tu homosexualidad o bisexualidad, de cara a los demás eres heterosexual”, por lo que cada vez que cambies de ambiente tendrás que volver a empezar. “Es un proceso de subir escalones que parece que no se acaba nunca“, señala.
Por último, desde la organización de apoyo y ayuda médica estadounidense Planned Parenthood, aconsejan no inquietarse si esa persona no reacciona de la manera que imaginabas, pues a veces toma tiempo para digieran la noticia o se ajusten a esta nueva realidad. Piensa que los pudiste haber sorprendido y deben procesarlo correctamente antes de ofrecerte el apoyo que necesitas.
6.- No existe edad para salir del clóset
Como señalábamos anteriormente, revelar tu homosexualidad o bisexualidad es una decisión estrictamente personal, por lo que no existe una edad límite para hacerlo.
Ambos expertos señalan que al ser un proceso íntimo, cada persona lo vive a su ritmo, aunque sí es verdad que cuanto antes mejor, ya que así podrás tener una mejor calidad de vida, evitando conflictos internos que, por lo general, vives en soledad.
En esta línea, el mejor consejo es “mirar siempre al futuro y no al pasado”, y que aunque tengas 40, 50 o 60 años, lo importante es pensar en lo que queda por vivir y tomar en cuenta que aunque antes no hayas podido vivir libremente, nunca es tarde por hacerlo.
El mayor beneficio
Barriga indica que el mayor beneficio de salir del clóset es poder vivir el amor. “El clóset te hace difícil acceder a una de las dimensiones más bellas del amor: el amor es de por sí comunicativo, expresivo y necesita compartirse. Cuando amas, quieres contarle a todo el mundo que amas a esa persona, más aún si estás siendo correspondido, y lamentablemente, en muchos casos, a las personas que más les cuesta escuchar eso son las personas de tu familia o quienes creíste eran tus cercanas”, afirmó.
No obstante, cuando estás en esta situación “te acercas a personas que jamás pensaste podrían ser tus amigos o amigas. Y cuando digo vivir el amor, no sólo estoy pensando en cuando te enamoras, sino que estar fuera del clóset te lleva a armar vínculos con personas que te entienden y quieren por como eres”, agregó.
La psicóloga señaló que a menudo las personas notan el cambio en una persona cuando estaba dentro del clóset y cuándo está afuera, pues implica un cambio de actitud y de posición en la vida. “Es asumir que prefieres ser quién te hace sentido ser y priorizar la propia felicidad antes que todo el resto (miedos, prejuicios, discriminación, entre tantas otras cosas que te encierran en el clóset)“, sentenció.
Por último, envía un potente mensaje a todos los que quieren dar este gran paso: “Quienes estamos luchando por un mundo sin prejuicios, por poner el amor como bandera de lucha, podemos reconocernos y encontrarnos. Salir del clóset te abre a la posibilidad de encontrarte con esas personas, que luego hacen que toda la valentía y el esfuerzo que pusiste en salir del clóset valgan la pena“.
Si estás pensando en salir del clóset y necesitas ayuda, orientación o protección, puedes acercarte a la fundación, lo mismo si eres víctima de discriminación por tu orientación sexual, identidad y/o expresión de género. Además, puedes descargar de manera gratuita la aplicación Todo Mejora para celulares, o bien enviar un correo a apoyo@todomejora.org. Ahí vas a poder hablar de este tema en un espacio seguro y recibirás el apoyo que necesitas. Cabe señalar que la fundación también recibe y acoge al entrono protector (familia, amigos/as, profesores, terapeutas, etc).