Una de las prioridades para Sebastián Piñera una vez que lidere el Gobierno tras el cambio de mando presidencial, será la revisión de la reforma laboral, proyecto emblemático de la administración de Michelle Bachelet que fue promulgado en agosto del año pasado.
Tal es la urgencia de esta medida, que el presidente electo intentaría modificar la reforma laboral durante los primeros 100 días de su mandato, en particular dos aspectos de ella: aumentar la dotación de servicios mínimos de una empresa en caso de huelga y permitir la negociación colectiva de grupos negociadores.
La presidenta de la Unión Demócrata Independiente, Jacqueline Van Rysselberghe, consideró que la modificación iría en la línea de mejorar la cantidad y calidad de empleos en el país y que, junto a una revisión del sistema de pensiones, deberían estar dentro de las prioridades de la próxima administración.
Para Francisco Undurraga, presidente de Evópoli, algunos de los aspectos que más urgen para el futuro gobierno son generar paz en La Araucanía, el cuidado de la niñez y mejorar la calidad de la educación. Sin perjuicio de esto, aseguró que su partido colaborará con la agilización de una reforma que perfeccione el Código del Trabajo.
La alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, aseguró que es necesario cambiar algunos aspectos de la reforma laboral, como la eliminación de la no violencia durante la huelga de parte del Congreso.
El vicepresidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Nolberto Díaz, calificó esta eventual medida como una vergüenza, asegurando que con ella el gobierno de Piñera vulnerará los derechos de los trabajadores en desmedro de los empresarios.
A la espera del cambio de mando del próximo 11 de marzo, el equipo del presidente electo deberá definir los mecanismos para modificar la reforma laboral dentro del plazo de los 100 primeros días de su gobierno, para lo que se evalúan tanto leyes cortas como decretos administrativos.