Muchos haitianos y dominicanos se están trasladando hasta nuestro país por trabajo y oportunidades. Sin embargo, muchos de ellos están recibiendo una bienvenida “no tan empática, tras un viaje de más de tres mil kilómetros”, consignó el diario inglés The Guardian.
Digna Batista, ciudadana de República Dominicana, le pagó a contrabandistas para que la trajeran a nuestro país en busca de nuevas oportunidades.
Estos le prometieron “que se estaba dirigiendo al paraíso”. No obstante, la realidad la llevó a atravesar un área de nuestro desierto cubierta de minas terrestres, las cuales fueron enterradas por la dictadura chilena, en los años setenta, debido a la paranoia contra Perú, indicó el periódico.
Pese a que se prometió la desmantelación de las más de 50 mil unidades hacia 2012, el proceso ha sido lento y todavía quedan cerca de 40 mil en el lugar.
En 2016, un ciudadano dominicano de 24 años perdió su pie luego de pisar una de estas minas, mientras entraba al país de forma ilegal.
Prejuicios e idiosincracia
Sin embargo, incluso aquellos que llegan de forma legal enfrentan prejuicios dado que, al menos hasta los años noventa, Chile tenía una pequeña cantidad de población afroamericana.
De esta forma, la explosiva llegada de migrantes de color causó revuelo en una población mas bien homogénea.
“(Los migrantes) son a menudo muy discriminados. Algunos realmente están sufriendo y no es sólo un problema legal, simplemente es porque una parte de la sociedad chilena es racista“, sentenció al medio la socióloga María Emilia Tijoux.
Pero la historia dice lo contrario. Un estudio realizado en 2014 detalló que uno de cada dos chilenos desciende de los miles de esclavos traídos desde Africa entre los siglos dieciséis y diecinueve, aunque la elite criolla haya preferido por largos años enfatizar sus orígenes europeos.
Legislación obsoleta
Muchos haitianos encuentran trabajos mal remunerados como mano de obra en áreas como la construcción, agricultura y servicio doméstico, sectores que ya no atraen a la mayoría de los chilenos.
En esa línea, la legislación actual es altamente criticada, detalló la publicación, y sentencia que una parte de ésta -que data desde la dictadura de Pinochet- considera a los inmigrantes como “potenciales subversivos“.
No obstante, la situación “podría empeorar”, señaló The Guardian, en un eventual segundo mandato de Sebastián Piñera, quien ha sido comparado con Donald Trump tras sus dichos en relación a la inmigración en plena precandidatura presidencial.
Durante su tiempo en Chile, Batista dice haber experimentado tanto bondad como hostilidad. Actualmente se desempeña como asesora del hogar en una casa del sector oriente de la capital y está tratando de regularizar su situación para -algún día- poder traer a su lado a su hijo Brayan.