Una de las principales preocupaciones, antes del ingreso del proyecto de Nueva Educación Pública al Congreso, era que su tramitación no quedara cruzada por la campaña municipal y evitar así una sobre ideologización de la iniciativa.
Sin embargo, los plazos no coincidieron y el debate se extenderá más allá de las municipales de octubre próximo.
Es más, el proyecto recién se podría tener aprobado en enero de 2017, no sin antes pasar por Comisión mixta como lo sostuvo el presidente de la Comisión de Educación del Senado, Ignacio Walker.
En cuanto al contenido del proyecto, tanto senadores oficialistas como de oposición, pusieron en duda la instalación de la nueva arquitectura administrativa asegurando que en la práctica está será cooptada por decisiones políticas.
Para el director Ejecutivo de Belén Educa, Juan Enrique Guarachi, lo que se busca con el nuevo modelo es profesionalizar el sistema público y pidió a los parlamentarios confiar en la nueva institucionalidad que se crea con la iniciativa.
El académico de la Universidad de Chile, Dante Contreras, aseguró que este proyecto viene a cohesionar el resto de las iniciativas que conforman la Reforma Educacional y que era urgente sacar adelante debido al deterioro que ha sufrido la educación en el país.
Además, agregó que de todas formas, las eventuales mejoras, no se palparán en unos varios años.
Otro de los argumentos que fueron descartados por los académicos, es la centralización que tendría el proyecto de Nueva Educación Pública, indicando que los Servicios Locales, futuros sostenedores de los colegios públicos, apuntan a darle un mayor poder de decisión a las comunidades.
En esto se advierte que aún son un poco ambiguas algunas de sus atribuciones respecto del cierre o apertura de establecimientos y la contratación de directivos.