El presidente francés, Emmanuel Macron, y la primera ministra británica, Theresa May, ordenaron por primera vez una operación militar de envergadura al decidir lanzar ataques este sábado, junto a Washington, contra el régimen sirio de Bashar al Asad.
Para los dos fue un bautizo de fuego. Ambos expusieron sus visiones de por qué eran necesarias estas operaciones.
Macron dijo que París ni sus aliados pueden “tolerar la banalización del empleo de armas químicas”.
Theresa May dijo que “no había una alternativa practicable al uso de la fuerza para disminuir e impedir la utilización de armas químicas por parte del régimen sirio”.
De los dos aliados europeos de Washington en esta empresa, Francia es el país más implicado militarmente en la operación, con más medios movilizados que el Reino Unido.
Londres movilizó cuatro aviones de combate y París nueve, además de cinco fragatas que efectuaron tiros de misiles durante la operación.
“Los franceses tenían el mando táctico de la operación aérea”, destacó una fuente francesa.
En los últimos días, Emmanuel Macron desplegó una intensa actividad diplomática y un año después de ser elegido lanzó por primera vez una operación militar, después de haber heredado de la administración anterior las operaciones Chammal, contra los yihadistas en el Levante, y Barkhane, que se desarrolla en el Sahel.
Para May también es la primera vez desde que llegó al poder, a mediados de 2016, que ordena una intervención de las fuerzas británicas.
Un claro mensaje
Según la primera ministra, los ataques pretendían enviar un “claro mensaje” contra el uso de armas químicas, unas semanas después de que se usarán en suelo inglés contra el exespía Serguéi Skripal y su hija Yulia, en un atentado del que Londres acusó precisamente a Rusia, el principal valedor de Asad.
El jueves, May había convocado a una reunión de urgencia de su gobierno para analizar una eventual participación, sin esperar el fin del receso parlamentario de Pascua.
La decisión generó polémica y la oposición y muchas organizaciones condenaron la decisión de May de proceder sin consultar al parlamento, rompiendo con el procedimiento que se había instalado desde la intervención en Irak en 2003, que dejó profundas secuelas en el país.
En 2014 y después en 2015, los diputados británicos dieron luz verde a la participación de su país en los bombardeos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra el grupo yihadista Estado Islámico en Irak y en Siria.
En cambio, en 2013, el parlamento se había opuesto a a una respuesta militar al primer uso de armas químicas por parte de Al Asad contra la población civil.
“El Reino Unido tiene que jugar el papel de líder para conseguir un alto el fuego en el conflicto, no obedecer instrucciones de Washington”, dijo el líder de la oposición el laborista Jeremy Corbyn, quien afirmó que May debería haber buscado aprobación parlamentaria, “en vez de seguir a Donald Trump”.
En Francia, donde el debate sobre el control parlamentario de las acciones militares está menos candente, varios sectores avalaron la operación.
“Francia no podía seguir siendo ciega y sorda frente a esta barbarie”, dijo en Twitter el secretario general del partido oficialista la República en Marcha, Christophe Castaner.
Para el líder del Partido Socialista, Olivier Faure, los “ataques químicos lanzados a repetición por el régimen de Damasco contra su pueblo imponían esta reacción”.
Pero varias personalidades también criticaron esta acción a que acusaron de “debilitar” la diplomacia francesa.
“Atacar por atacar, para dar la impresión de que se hace algo, sin que haya una estrategia detrás, yo no entiendo ni la utilidad ni el sentido”, declaró Laurent Wauquiez, jefe del partido los Republicanos, la oposición de derecha, en una entrevista concedida al diario dominical Journal du Dimanche.
Marine Le Pen, la presidenta del Frente Nacional, una organización de extrema derecha, criticó que estos bombardeos comprometen al país “en una vía con consecuencias imprevisibles y potencialmente dramáticas”
Desde la izquierda, el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, tampoco concedió al gobierno su visto bueno y dijo en Twitter que “estos ataques contra siria, sin un mandato de la ONU y contra ella, sin el acuerdo europeo y sin el voto del parlamento francés”.
Para Macron, la operación alcanzó “sus objetivos” y podría explayarse más durante una entrevista programada para el domingo, mientras que una debate, sin voto, tendrá lugar el lunes en la Asamblea Nacional y en el Senado.