Después de semanas de escándalo, Alabama elige este martes senador entre un republicano acusado de haber acosado a menores y un demócrata que busca dar la sorpresa en este estado profundamente conservador, en una votación que pone a prueba la popularidad del presidente Donald Trump.
La campaña se centró en Roy Moore, un exjuez ultraconservador que quiere llevar al Senado su activismo religioso, pero que desde hace un mes es acusado de haber manoseado y acosado a dos menores en la década de 1970.
El candidato republicano cuenta con el apoyo inquebrantable de Trump, que ha pedido en reiteradas ocasiones el voto para Moore a los tres millones de ciudadanos llamados a las urnas. Pero el escándalo ha abierto la posibilidad de que el escaño pase a manos demócratas por primera vez en un cuarto de siglo.
La polémica ha abierto además un debate dentro del Partido Republicano: congresistas y figuras relevantes de la formación han pedido a Moore retirarse, pero han acabado resignándose a una especie de derrota, sea cual sea el resultado.
Si gana, los republicanos podrían acabar “manchados” por el escándalo, en pleno examen de consciencia estadounidense ante la proliferación de denuncias públicas de acoso sexual contra personas conocidas.
Si pierde, la mayoría en la Cámara Alta del Congreso se quedaría con 51 de los 100 escaños, un margen de maniobra muy reducido para lograr avanzar sus propuestas.
Ante esta situación, Trump entró de lleno en la campaña para conservar el puesto que dejó vacante Jeff Sessions al ser nombrado fiscal general, sin pensar en las elecciones legislativas de 2018 o en cómo quedará la imagen de los republicanos.