Haciendo sonar tambores y trompetas de plástico, unos 2.000 guatemaltecos exigieron este sábado en el centro de la capital la renuncia del presidente Jimmy Morales, involucrado en un escándalo de corrupción electoral, caso por el que la fiscalía inició un proceso para retirarle la inmunidad e investigarlo.
En la protesta frente al Palacio Nacional y Casa Presidencial, en el centro histórico de Ciudad de Guatemala, también se mostró el respaldo al exmagistrado colombiano Iván Velásquez, titular de una comisión de la ONU que, junto con la fiscalía, lidera desde 2015 una inédita lucha contra la corrupción.
Velásquez ha estado en los últimos días en el centro de la polémica luego de que medios locales y la fiscal general Thelma Aldana alertaran sobre un supuesto plan del gobierno para pedir a la ONU que remueva al exjuez, jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).
“Iván se queda, Jimmy se va”, se leía en la mayoría de las pancartas durante la manifestación, similar a las jornadas de protesta que detonaron en 2015 tras una investigación de la fiscalía y la Cicig sobre el cobro de sobornos en las aduanas, y que puso fin al gobierno del entonces presidente Otto Pérez (2012-2015), ahora en prisión preventiva.
Peréz se vio forzado a renunciar en setiembre de ese año al ser señalado como cabecilla de la red ilegal.
“Ya el pueblo al fin despertó y no quiere más corrupción”, dijo a la AFP Ricardo del Valle, un contador de 42 años acompañado de su esposa y dos pequeños hijos que alzaban carteles blancos con letras azules para mostrar su apoyo a Velásquez y Aldana.
Morales es sospechoso de financiamiento electoral ilícito al recibir contribuciones anónimas para su partido FCN-Nación cuando fungió como secretario general, además de no reportar otros gastos al Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Para hacer una investigación profunda, la fiscalía y la Cicig pidieron el viernes a la Corte Suprema de Justicia dar trámite a una petición para levantar los fueros al presidente, una decisión que debe tomar el Congreso.
“Ya no tenemos tolerancia a la corrupción”, agregó Annika Lehnhoff, estudiante de sociología que, junto con otros jóvenes, pintaba sobre cartón una caricatura gigante de Morales portando un gorro de bufón.
Morales, un excomediante de televisión, ganó la presidencia en 2015 en medio de una crisis política desatada por varios actos de corrupción durante la gestión de Pérez.
Derechista y de religión protestante, el mandatario de 48 años ha ido perdiendo popularidad al no responder a las demandas ciudadanas de impulsar políticas estrictas de transparencia.