La líder social argentina Milagro Sala, encarcelada desde enero en Jujuy dijo ser víctima de una persecución política y declaró su inocencia al iniciarse este jueves un juicio por supuestas amenazas y daños en 2009 contra el ahora gobernador provincial, Gerardo Morales.
Sala, una líder social de 52 años, está presa por otra causa desde el 16 de enero pasado en la provincia norteña de Jujuy, cuando se la acusó por sedición por organizar una protesta contra Morales, aliado del presidente Mauricio Macri (centroderecha).
“La molestia de él (Morales) es que los negros nos pudimos organizar“, dijo Sala ante el tribunal que escuchó casi sin interrupción su declaración de 45 minutos en un tribunal de San Salvador de Jujuy, la capital provincial, y que fue transmitido en directo por los canales de noticias de Buenos Aires.
Agregó: “Le pido perdón a Gerardo Morales por ser negra, coya”, dijo al referirse a los indígenas del norte argentino. “Siento mucho el rencor que tiene Morales hacia mi persona, en seis meses me llenó de causas” judiciales, acusó.
La mujer fue trasladada desde la cárcel de Alto Comedero de Jujuy para declarar en el juzgado, en una causa en la que está acusada de organizar una manifestación contra el entonces senador Morales, que asumió como gobernador el 10 de diciembre pasado.
Sala dijo que no organizó la marcha contra Morales de 2009, y que si lo hubiera hecho no lo negaría y “daría la cara”.
La activista divide a la sociedad entre quienes rechazan modos autoritarios como líder y aquellos que la reivindican como la defensora de los pobres por sus obras realizadas en Jujuy, una provincia pobre, donde una minoría de élite que concentra la riqueza de la zona.
Pedido a la Pachamama
La líder de la organización social y barrial Tupac Amaru se definió como simpatizante del histórico movimiento político peronista, que marcó la sociedad argentina desde mitad del siglo XX y afirmó que sufre “hace ocho años una persecución de Gerardo Morales”.
“A Morales, le molestó que los compañeros pudieran construir su futuro”, agregó.
Sala fue arrestada en enero por perturbar la circulación durante una protesta a fines de 2015, aunque luego se le concedió la libertad, no salió de prisión porque le imputaron cargos por defraudación con fondos para la construcción de viviendas durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015).
La fiscalía sostiene que Sala “habría instalado un sistema para apoderarse de modo ilegítimo y violento de fondos públicos para viviendas” en una defraudación que estima millonaria.
Penalistas y organismos internacionales la califican como una presa política del gobierno de Macri, argumentan que es un proceso “viciado” desde el principio y piden su liberación inmediata la ONU, OEA, Amnistía Internacional y decenas de organizaciones humanitarias y se sumó este jueves Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz.
La justicia justifica mantenerla en prisión preventiva por “riesgo procesal” y rechazó los recursos de la defensa que invocaban su inmunidad como parlamentaria del Mercosur.
Macri respaldó a principios diciembre el arresto preventivo de la dirigente.
“Hacia adentro de Argentina a la mayoría de los argentinos nos ha parecido que había una cantidad de delitos importantes que se habían cometido por parte de Milagro Sala que ameritaban todas las causas que tiene abiertas”, dijo el mandatario.
Sala dijo al final de su audiencia: “No respetan ni la ONU, nada. Jujuy es Argentina, la justicia tiene que respetar y no hemos sido respetados”.
“Sean justicia independiente, Dios quiera que sea así y se lo pido a la Pachamama”, lanzó ante el tribunal en Jujuy (1.570 km al norte).