El secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, artífice de la política de pacificación de las favelas, renunció el martes tras una escalada de violencia en plena crisis financiera del Estado.
“El secretario José Mariano Beltrame ha pedido salir del gobierno”, informó en un comunicado enviado a la AFP el gobierno del Estado de Rio.
Beltrame llevaba diez años en el cargo, período en el cual desarrolló el proyecto de las UPP (Unidades de Policía Pacificadora), las comisarías de policía vecinal instaladas desde 2008 en varias barriadas de Rio -conocidas como “favelas”- para arrebatar el control a los traficantes de droga.
El programa fue instalado para mejorar la seguridad en estas zonas vulnerables de cara a la Copa del Mundo de 2014 y luego por los Juegos Olímpicos de 2016.
Beltrame fue sustituido por su subsecretario Roberto Sa, comisario de la policía federal y coordinador de la implementación de las UPPs desde 2008, que asumirá el cargo el lunes, precisó el gobierno.
“La lucha contra el tráfico de drogas es una lucha interminable y es una carrera de relevos. Yo ya hice mi parte”, dijo el funcionario en una entrevista con TV Globo asegurando que con las UPP bajaron las tasas de homicidios y se lograron salvar en este tiempo más de 21.000 vidas.
Su renuncia, que la prensa afirma que el político barajaba desde fines de 2014, se conoció después de nuevos enfrentamientos el lunes entre policías y traficantes en una favela próxima a los barrios turísticos de Copacabana e Ipanema, en la zona sur de la ciudad.
El episodio causó pánico entre los habitantes y comerciantes de ese sector y dejó tres delincuentes muertos y cinco personas heridas, tres de ellas policías.
Cerca de 10.000 elementos han sido desplegados en las UPPs de las favelas, pero los narcotraficantes buscan constantemente retomar el control en algunas barriadas.
Desde 2008, Beltrame insistía con frecuencia en la importancia de implementar la segunda fase del programa de UPPs, que preveía la instalación de servicios sociales como guarderías, escuelas y centros de salud en las favelas “pacificadas”.
Pero la seguridad pública en el Estado de Rio sufrió un corte presupuestario de 30% este año.
La ciudad de Rio, de 6,5 millones de habitantes y con fuertes disparidades sociales, se ve confrontada a altos índices de criminalidad, atizados por guerras entre bandas de narcotraficantes que disponen de importantes arsenales de armas.