El gobierno de Brasil selló un acuerdo este lunes para que las administraciones regionales, golpeadas por la crisis, retomen el pago de sus deudas en 2017, y ahora se dispone a negociar el auxilio que pidió Rio de Janeiro para financiar los Juegos Olímpicos.

“Quedó establecido que durante este año, hasta el mes de diciembre, habrá carencia, no habrán pagos“, informó el presidente interino Michel Temer después de una reunión con gobernadores en Brasilia.

Y a partir de enero se retomará el pago de forma escalonada: los estados pagarán 5,55% de la cuota total de la deuda en el primer mes y gradualmente se incrementará hasta llegar al 100% en 18 meses.

Al cierre de 2015, los estados debían a la administración central 427.000 millones de reales (USD 125.700 millones), casi la mitad de Sao Paulo. El impacto de este acuerdo, sellado tras varias jornadas de negociaciones, será de 50.000 millones de reales (USD 14,7 millones) hasta 2018, precisó el ministro de Finanzas, Henrique Meirelles, que aclaró que no se trata de una condonación de deuda.

“Es una revisión hasta el final del contrato y será pagado”, indicó.

Meirelles indicó que Rio de Janeiro “requiere una acción específica” para atender el estado de calamidad decretado por el gobierno de Rio el viernes pasado para poder financiar los Juegos de agosto y los servicios públicos esenciales.

El gobierno de Rio espera recibir un auxilio de unos 3.000 millones de reales (USD 883 millones) para poder financiar obras de infraestructura ligadas a las Olimpíadas, como la línea 4 del metro que debe unir Ipanema con Barra da Tijuca, barrio neurálgico de los Juegos.

La reunión entre Meirelles y el gobernador interino de Rio, Francisco Dornelles, prevista para este lunes, no se realizó, informó a la AFP un asesor del ministerio, que indicó que la propuesta al estado debe salir el miércoles.

La previsión del déficit del estado de Rio para este año es de 19.000 millones de reales (5.555 millones de dólares), debido a la aguda caída de la recaudación en un Brasil en profunda recesión y también por la recepción de menos royalties petroleros.