Los trabajadores farmacéuticos acusaron a las grandes cadenas de seguir incumpliendo la ley de fármacos, afirmando que los incentivos para vender los medicamentos más caros siguen siendo una práctica habitual.
Asú lo denunció el presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de Farmacias, Mauricio Acevedo a un día de que el Sernac revelara que existen brechas de hasta 3000% en el precio de los medicamentos bioequivalentes.
Según Acevedo, las farmacias continúan con practicas abusivas y, en el caso de Cruz Verde, por ejemplo, reveló que la empresa entrega incentivos para promover la venta de ciertos fármacos por sobre otros, practica conocida como “canela”.
En Salcobrand, en tanto, afirmó que los incentivos se pagan a los trabajadores para que ingresen una mayor cantidad de medicamentos a las bolsas de los clientes.
Desde Cruz Verde, afirmaron a través de un comunicado que “tenemos la tranquilidad que no existen incentivos, de este tipo, en los modelos de remuneración de los colaboradores”..
Salcobrand, en tanto, afirmó que tras la vigencia de la Ley Ricarte Soto, en diciembre de 2015, se eliminó todo incentivo asociado a la venta de medicamentos, y actualmente los vendedores sólo reciben un incentivo único e igualitario asociado a la experiencia de servicio.
El criterio para otorgar el incentivo, explicaron, radica única y exclusivamente en la calidad de la atención brindada al cliente, garantizando que ni el monto final de la boleta ni el número de productos vendidos de la categoría medicamentos, sea un factor considerado.
Pese a ello, acevedo agregó que esperaría que la nueva Ley de Fármacos II, fortalezca el rol fiscalizador de las autoridades, puesto que a su juicio hasta el momento, las farmacéuticas se burlan de la autoridad y los clientes.
Algo que según la ministra de Salud, Carmen Castillo, no se incluye en el proyecto de ley que se votará por estos días en la sala del Senado.
La Ley de Fármacos II que está siendo tramitada en el Congreso, obligará a las farmacias a tener en góndolas los medicamentos bioequivalentes y genéricos.
Además, los médicos tendrán que prescribir en la receta la denominación internacional de los productos, para que el consumidor pueda escoger el más barato. Por último, se prohibirán los incentivos por parte de los laboratorios para que los profesionales recomienden ciertas marcas.