A comienzos de año el Bitcoin se cotizaba, levemente, bajo los 800 dólares. Sin embargo, ya superó los 7.000 dólares en una racha alcista que más de una duda ha generado respecto a su sostenibilidad. Pero ¿Qué son? ¿Tienen un valor real? ¿Qué ocurre en Chile con ellas?
Son monedas, pero nunca estarán en nuestros bolsillos. Se trata de las denominadas criptomonedas como el Bitcoin o Ethereum, que cada vez son más populares como mecanismos de pago en internet, pero también como instrumentos de inversión. En el caso de la primera, se trata de un medio de intercambio creado en 2009 como una divisa electrónica de carácter descentralizado, por lo que no posee un símil que ejerza el rol de banco central.
A comienzos de año un Bitcoin costaba casi US$ 800, pero hoy está cerca de superar los US$7.000, en una increíble alza que se ha definido por la sostenida demanda.
Al momento de su creación, se definió una regla de emisión que estipula que la cantidad de Bitcoins creados cada año se reduzca a la mitad de forma automática en el tiempo hasta que la emisión se detenga en los 21 millones de Bitcoins. Así, cada transacción de esta criptomoneda es confirmada cada 10 minutos y procesada, a través del descubrimiento del código de esta operación, por personas que se denominan “mineros”, quienes a cambio de su servicio reciben Bitcoins.
Sin embargo, esta divisa virtual aún dista de convertirse en una moneda común y corriente, según explicó el académico de la Universidad de Los Andes, Carlos Budnevich.
A diferencia de las monedas fiduciarias, aquellas emitidas por un banco central, el Bitcoin tiene trazabilidad, es decir, todas las transacciones son públicas, rastreables y almacenadas permanentemente. Esto, en una “cadena de bloques” que permite hacer operaciones directas y que contiene el registro de transacciones de cada moneda, la cual es alimentada por los “mineros” en un proceso encriptado, cuyo resultado es inalterable.
El presidente del Banco Central de Chile, Mario Marcel, aseguró que esta tecnología tiene un potencial “significativo” para el sistema financiero chileno.
Es posible que, tal como se ha disparado el precio de esta criptomoneda, esta pueda llegar a perder su valor -por ejemplo- por conflictos políticos, los que pueden devenir de la dificultad de aplicar impuestos a ella. Ahí juega un rol clave la confianza que se deposite en ella. Además, al no poseer un ente regulador, la especulación puede dar paso a una alta volatilidad o viceversa.
Ante ello, el académico de la Universidad de Chile, Harold López, afirmó que las grandes economías se han mantenido a la espera de la evolución de este mercado para analizar la regulación.
Existen tres formas básicas de acceder a criptomonedas. La más fácil es comprándolas a través de traders en internet. Para ello, es necesario crear una cuenta y vincular nuestra cuenta bancaria. También es posible recibiendo un sueldo en esta divisa o “minando”. Así, los recursos son transferidos a un tipo de “billetera virtual”. Se puede comprar desde comida, pagar transferencias, hasta vender casas, pero todo dependerá de si los proveedores de lo que buscamos reciben esta criptomoneda.
A juicio del analista jefe de XTB, Renato Campos, la evolución y uso de estos mecanismos va ligado a la confianza que la sociedad deposite en ellos.
En Chile, desde el Banco Central afirmaron que las criptomonedas “no cuentan a la fecha con un reconocimiento legal o reglamentario específico, puesto que para efectos de la legislación cambiaria no pueden ser entendidas como moneda extranjera o divisa”. Junto a ello, afirmaron que “no se encuentran evaluando emitir normativa para regular y permitir el uso de monedas virtuales, ni la publicación diaria de su tipo de cambio en el Diario Oficial”.
A pesar de ello, Japón legalizó el Bitcoin como un medio de pago a comienzos de abril y no se descarta que, en los próximos meses, Corea del Sur avance en la misma dirección.