¿Qué tienen en común el tenis, el fútbol y la neutralidad de la red? Por extraño que resulte, las tres son áreas en las que Chile ha obtenido el primer lugar.
Fue en 2010 cuando la ley 20.453, conocida como Ley de Internet y Neutralidad de Red, estableció el derecho de cualquier usuario de internet para utilizarla sin bloqueos arbitrarios o discriminación por parte de las empresas proveedoras de este servicio. Así, nuestro país se convirtió en el primero en instaurar reglas de este tipo.
En los siguientes cuatro años, Holanda y Brasil también implantaron regulaciones. Y en febrero de 2015, bajo la administración de Barack Obama, la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC por su nombre en inglés) aprobó reglas que aseguraban la neutralidad de la red en Estados Unidos.
El proceso no estuvo exento de controversia. La neutralidad había sido una de las consignas de campaña de Obama desde 2008, y cuando ya en la presidencia intentó propulsar la iniciativa, se enfrentó a la oposición de Verizon, una de las empresas de telefonía más grandes del país, que incluso recurrió a la corte para dejar las reglas sin efecto.
Finalmente, gracias a una campaña de presión liderada por empresas online como Netflix, Mozzila o Reddit, y apoyada por el mismo Obama, la FCC aprobó las regulaciones de la neutralidad.
Sin embargo, a mediados del pasado diciembre, la FCC, cuya nueva configuración tiene mayoría republicana, votó a favor de revocar esas reglas. Esta era una de las aspiraciones del partido desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
La decisión podría tener repercusiones importantes en el resto del mundo, no solo porque Estados Unidos es todo un referente, sino también porque muchos de los grandes sitios web operan desde el país del Norte, y el aumento en sus costos podría traspasarse a sus usuarios.
Distintas organizaciones ciudadanas, e incluso representantes de gobiernos locales norteamericanos, ya están apelando a la decisión, lo que abre las puertas a un año de debates y discusiones acerca del futuro de la red. Mientras tanto, medios especializados hablan incluso de que internet, cómo lo conocemos, podría desaparecer.
Así ha surgido una nueva coincidencia entre el tenis, el fútbol y la neutralidad de la red: como en uno de esos partidos de final en los que cualquier cosa podría pasar, la pelota ya está rodando y el resultado es incierto.
Cómo funciona la neutralidad
En términos simples, la neutralidad de la red es un principio según el cual los proveedores de internet no deben discriminar en el acceso a servicios, datos y contenidos de terceros. En la práctica, esta idea asegura que las compañías puedan cobrar por acceder al tráfico en la red en forma igualitaria, pero no por velocidades diferenciadas para ciertos sitios o por contenidos especiales.
Según reporta el sitio Vox, el término fue usado por primera vez por Tim Wu en 2002. En un paper de 2003, Wu, quien hoy es profesor de Derecho en la Universidad de Columbia, planteó la necesidad de que existan reglas que aseguren un campo parejo para todas las aplicaciones de internet.
El sitio especializado en economía Quartz plantea que para entender la controversia por la neutralidad, hay que conocer cuáles son los bandos: por un lado, las compañías proveedoras de internet; por el otro, los grandes de la web como Google, Facebook y Netflix.
Lo que estaría en juego serían billones de dólares en publicidad y suscripciones.
Mientras los sitios de contenido comienzan a generar infraestructuras para tener canales propios (Microsoft y Facebook acaban de completar la mayor red de fibra óptica subterránea con capacidad de 160 terabites por segundo, equivalentes a la transmisión de 71 millones de videos HD al mismo tiempo), las compañías proveedoras por dejar de ser solo “tuberías” por las que transportar todo ese contenido. La revocación de las reglas de neutralidad amplía su margen de acción en dicho sentido.
¿Por qué? Porque sin normas que garanticen la neutralidad, las compañías proveedoras de internet podrían, por ejemplo, establecer vías rápidas y vías lentas para acceder a diferentes sitios, de acuerdo la tarifa que paguen, según plantean medios online como Vox o The Independent.
La organización Save the Internet es mucho más pesimista: bloqueo de contenidos por opiniones políticas, sabotaje a sitios competidores con velocidades lentas y aumento de tarifas son algunos de los estragos que anuncian.
Dado que, en la práctica, sin la neutralidad de la red garantizada las compañías proveedoras podrían imponer nuevos cobros a los sitios web para entregar su contenido, los gigantes como Google, Facebook, Reddit y Netflix se unieron en campañas durante 2017 para mostrar su desacuerdo e informar a los usuarios acerca de la situación.
Durante diciembre hubo protestas en ciudades como Nueva York y Washington DC, donde un grupo de personas confrontó a los miembros de la FCC. El 12 del mismo mes, los grandes sitios alteraron sus páginas con simulaciones de una experiencia de navegación lenta y con mensajes de advertencia en lo que denominaron el Break the Internet Day. Pero la resistencia no surtió efecto. Dos días después, la neutralidad de la red desaparecía de las regulaciones norteamericanas.
Si el panorama que se vaticina parece oscuro, hay que preguntarse por qué hay quienes abogan por la supresión de estas regulaciones.
Por qué eliminar la neutralidad de la red
El principal argumento a favor de revocar la neutralidad es que así las empresas proveedoras de internet y de telecomunicaciones tendrían más flexibilidad, lo que les permitiría aumentar sus inversiones, mejorar sus servicios y asegurar así un acceso a internet más equitativo y de mayor calidad.
En una declaración pública posterior a la revocación, Ajit Pai, el actual director de la FCC, expresó que “los proveedores de banda ancha tendrán incentivos más fuertes para construir redes, especialmente en áreas sin servicio, y para mejorar la velocidad a gigabites y 5G. Esto significa que habrá más competencia entre los proveedores. También significa más formas en que los emprendimientos y los gigantes tecnológicos puedan entregar más contenido a más usuarios. En resumen, significa una internet más libre y más abierta”.
Pai también declaró que sitios como Facebook “con regularidad deciden qué noticias, resultados de búsqueda y productos puede ver el usuario, y, más importante, los que no pueden ver”. Equiparando las compañías proveedoras a los sitios web, agregó que es injusto imponer restricciones a unas sí y a otras no.
Otros argumentos a favor de la desregulación apuntan a que ciertos sitios como Netflix y Youtube ocupan una cantidad enorme de datos. De hecho, según un estudio de 2013 de la firma canadiense Sandvine, ambas plataformas son responsables de la mitad del tráfico de Estados Unidos.
Por lo tanto, parece justo que sitios con estas características paguen más, lo que aseguraría una experiencia de calidad, sobre todo en aplicaciones muy sensibles al retardo, como las llamadas y los juegos en línea.
Un tercer argumento se refiere a la dificultad de regular con efectivamente algo tan complejo como el funcionamiento de internet sin que las reglas queden obsoletas al poco tiempo.
Por otra parte, las compañías proveedoras no requerirían dichas regulaciones, porque el mismo mercado se encargaría de obligarlas a mantener la apertura y el acceso a internet en virtud de los beneficios que podrían obtener del negocio.
El mundo sin neutralidad
El sitio Quartz entrevistó a un grupo de expertos para conocer sus visiones acerca de lo que pasará de aquí en adelante con internet en Estados Unidos. Académicos, personeros de compañías proveedoras, analistas y representantes de organizaciones sin fines de lucro concuerdan en que los efectos de la decisión del FCC no se verán hasta dentro de años.
Aunque algunos esperan algunos beneficios, como la baja de precios para planes de internet más básicos, la mayoría apuesta a que el usuario promedio tendrá que pagar más.
Entre las predicciones más mencionadas también está el bloqueo de contenido, la baja en las velocidades de acceso, mayor presión para los competidores pequeños, y la proliferación de planes con tarifas más altas para acceder a vías rápidas.
De acuerdo a Dick Morris, el fundador de la firma de software Untangle, la decisión de la FCC significa que internet ya no es considerado como un bien público, como la electricidad o el agua, por lo que las compañías podrán discriminar quién recibe qué tipo de servicio. Como contrapartida, concluye Morris, quienes paguen tendrán servicios y velocidades de alta calidad.
Otro punto al que hay que estar atentos es a la posible tendencia a la creación de planes de acceso que terminen elevando artificialmente los precios. Uno de los recursos que podría usarse para esto es el zero rating, procedimiento con el cual la compañía exime a un determinado servicio de gastar megas de un plan de datos.
Aunque en principio esto suena beneficioso para los usuarios, sus efectos podrían ir en contra del principio de neutralidad. Chile es justamente uno de los países en los que podría verse este fenómeno.
Neutralidad a la chilena
“¡Redes sociales sin descontar de tu saldo!” es ya una frase común en la publicidad de las compañías proveedoras de internet en nuestro país. Y aunque se ve como un beneficio, hay voces que consideran que se está violando la legislación chilena que garantiza la neutralidad de la red.
Ya en 2016, una nota del portal FayerWayer consignaba la supuesta violación que este tipo de planes representa para la neutralidad. En ella, José Huerta, del proyecto Neutralidad Sí!, manifestó que aun cuando pueda resultar positivo en el corto plazo para los usuarios, la práctica atenta contra la neutralidad.
“Para un usuario es excelente que no se le descuenten megas de su plan por usar WhatsApp. Pero ¿y qué pasa con las aplicaciones de mensajería que compiten con WhatsApp? Para el que compite es pésimo, porque además se genera algo colateral: se altera la libre competencia en la red” concluyó.
Neutralidad Sí! ya había planteado el problema en 2013, cuando presentó una denuncia en contra de Virgin Mobile por su oferta de WhatsApp gratis. En aquella ocasión la Subtel desestimó la denuncia por considerar que el acceso a internet no se veía perjudicado.
En 2014, el organismo emitió una circular en la que advertía que las ofertas de gratuidad que seleccionan aplicaciones y contenidos arbitrariamente son ilegales. Luego, en 2016, anunció que ofició a las compañías de telecomunicaciones por la oferta de Pokemon Go con datos gratis.
Sin embargo, la oferta de planes con datos gratis se mantiene más vigente que nunca. Tal vez sea porque la postura de la Subtel, como el entonces subsecretario Pedro Huichalaf explicó a Fayerwayer, consiste en procurar que no exista discriminación para los usuarios y no para las empresas, porque para eso estaría el Tribunal de Libre Competencia. Lo concreto es que la fiscalización no ha existido.
Por ahora, el actual subsecretario de Telecomunicaciones, Rodrigo Ramírez, ha confirmado que se encuentran atentos al desarrollo de las noticias provenientes desde Estados Unidos, y que el organismo está trabajando con miras a democratizar el acceso a internet.
No se podría esperar menos de parte del país pionero en el mundo si de neutralidad de la red se habla.