El cáncer de hígado es la segunda enfermedad oncológica más letal del mundo y suele afectar -en su mayoría- a hombres mayores de 50 años. Este no suele presentar síntomas específicos y no existen tratamientos efectivos para ayudar a una persona que tiene un tumor muy avanzado.
En este contexto, los científicos del Instituto Riken en Saitama (Japón), se embarcaron en la investigación de un método que impidiera que las células enfermas afectaran a las sanas y, según cuentan, lo lograron con una especie de “azúcar artificial”.
Yasuhiko Kizuka, director de la investigación publicada en la revista científica Cell Chemical Biology, explica que “dada su capacidad supresora de la invasión, nuestro análogo de la fucosa se presenta como un tratamiento prometedor para prevenir las metástasis de los tumores ricos en fucosa, caso de aquellos que se encuentran en el hígado”.
En otras palabras, este azúcar sintético terminaría impidiendo que las células sanas se enfermaran, siempre que estén en el hígado.
El sitio de noticias ABC explica que la glucosilación o glicosilación, o sea, la unión del azúcar a una molécula como una proteína, un lípido u otro azúcar, es uno de los principales procesos químicos del cuerpo humano. Un proceso que cambia su nombre cuando el azúcar que forma la unión es la fucosa (fucosilación), “siendo en este caso el principal la unión de la fucosa a unos polisacáridos llamados ‘glicanos’ –lo que da lugar a ‘glicanos fucosilados’”.
Kizuka indica que los “glicanos fucosilados” son muy importantes en distintos procesos celulares que afectan el desarrollo y al sistema inmune. De la misma forma, la fucosilación defectuosa puede “dar lugar al desarrollo de enfermedades potencialmente mortales. Es el caso del cáncer de hígado, en el que se sabe que el tumor o ‘hepatoma’ contiene unos niveles excesivos de glicanos fucosilados”.
Al respecto, ¿es posible que la inhibición de la fucosilación pueda ser útil en el tratamiento del cáncer de hígado? Ante esta interrogante, los investigadores evaluaron si el uso de análogos (moléculas que se parecen a la original pero no cumplen la misma función) sirve para interrumpir la fucosilación de los glicanos en las células del hepatoma.
“La fucosa, o más concretamente, la GDP-fucosa, es un derivado de la glucosa. Una GDP-fucosa que, una vez formada, se rompe en dos moléculas: la GDP y la fucosa, que una vez liberada se une a los glicanos para dar lugar a los glicanos fucosilados. Y aquí es donde entran en liza los experimentos llevados a cabo para interrumpir la fucosilación”, explica el portal.
Para realizar la investigación, los científicos usaron diferentes tipos de análogos de la fucosa. Y vieron que “el bautizado como ‘6-Alk-Fuc’ tiene la capacidad de evitar la fucosilación en distintos tipos de células. Sin embargo, este ‘6-Alk-Fuc’ no es capaz de inhibir ‘realmente’ la fucosilación, es decir, de bloquear la unión de la fucosa de la GDP-fucosa a los glicanos. Por tanto, debe actuar sobre otro proceso metabólico anterior. Y de acuerdo con los resultados, interfiere en la cadena de reacciones que dan lugar a que la glucosa se convierta en GDP-fucosa –concretamente, en el paso de GDP-manosa a GDP-glucosa”.
Yasuhiko Kizuka, explica que “el análogo compite con la GDP-manosa por la atención de la enzima FX, que previene la formación de fucosa a partir de la GDP-fucosa y, así, imposibilita que se lleve a cabo la fucosilación”.
Es así como los expertos explican que efectivamente este proceso químico puede ser muy útil en el tratamiento del cáncer de hígado. Pues, este proceso les ayudó a demostrar como su idea evitó que se “ensuciaran” células sanas con cancerígenas.