Un equipo de astrónomos descubrió que en marzo pasado se registró una fuerte llamarada en Próxima Centauri, una estrella enana roja situada a unos 4,22 años luz de la Tierra.
Con este hallazgo realizado con la ayuda del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), ubicado en la Región de Antofagasta, Chile, los expertos pusieron en entredicho las opciones de que haya vida en el exoplaneta más cercano a nuestro sistema solar, conocido como Próxima b.
A través de un comunicado, desde ALMA explicaron que cuando la llamarada alcanzó su máxima intensidad, fue 10 veces más brillante que las llamaradas más grandes producidas por nuestro Sol observadas en longitudes de onda similares.
“Las llamaradas estelares han sido poco estudiadas en las longitudes de onda milimétricas y submilimétricas que detecta ALMA, sobre todo en estrellas como Próxima Centauri, conocidas como enanas M, las más abundantes de nuestra galaxia”, precisaron.
“El 24 de marzo de 2017 no fue un día común para Próxima Centauri”, afirma Meredith MacGregor, astrónomo del Departamento de Magnetismo Terrestre de la Carnegie Institution for Science, en Washington (D. C.), quien dirigió la investigación con su colega Alycia Weinberger.
Junto con David Wilner, del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, y Adam Kowalski y Steven Cranmer, de la Universidad de Colorado Boulder, los investigadores descubrieron la enorme llamarada tras volver a analizar las observaciones realizadas por ALMA el año pasado.
La llamarada incrementó el brillo de Próxima Centauri en 1.000 veces durante 10 segundos. Antes hubo una llamarada más pequeña, y juntando los dos episodios, el fenómeno total duró menos de 2 minutos en las 10 horas de observaciones realizadas por ALMA entre enero y marzo del año pasado.
Cabe señalar que las llamaradas estelares ocurren cuando un cambio en el campo magnético de la estrella acelera los electrones y estos alcanzan velocidades cercanas a la de la luz. Los electrones acelerados interactúan con el plasma altamente cargado que conforma la mayor parte de la estrella, y esta interacción causa una erupción que genera emisiones en todo el espectro electromagnético.
“Es probable que Próxima b haya recibido intensos golpes de radiación durante esta llamarada”, explica MacGregor, y agrega que ya se sabía que Próxima Centauri experimentaba regularmente llamaradas de rayos X, aunque más pequeñas.
“Durante los miles de millones de años que transcurrieron desde que se formó Próxima b, estas llamaradas pudieron haber evaporado cualquier atmósfera u océano y esterilizado la superficie, lo cual significa que las condiciones de habitabilidad pueden depender de más factores que la simple distancia entre el planeta y su estrella y la presencia de agua líquida”.
En un artículo anterior basado en los mismos datos se había conjeturado que el brillo promedio –sumando la luz de la estrella y de las llamaradas– era causado por la presencia de varios discos de polvo alrededor de Próxima Centauri, similares al cinturón de Kuiper y el cinturón de asteroides que hay en nuestro sistema solar.
Pero cuando MacGregor, Weinberger y sus colegas analizaron los datos como una función del tiempo de observación en vez de un promedio total, pudieron detectar las fugaces explosiones de radiación emitidas por Próxima Centauri.
“No hay razón para pensar que hay cantidades sustanciales de polvo alrededor de Proxima Cen”, afirma Weinberger. “Tampoco hay información que indique que esta estrella tiene un sistema planetario complejo como el nuestro”, sostuvo.
A continuación podrás revisar un gráfico del brillo de Próxima Centauri observado por ALMA durante los dos minutos que duró el evento del 24 de marzo de 2017.
La gran erupción estelar se muestra en rojo, con una erupción más pequeña en naranjo y la emisión realzada alrededor de la erupción en azul, pudiendo reprentar un disco. En el punto más alto de la erupción, Próxima Centauri aumentó su brillo en mil veces. Las zonas coloreadas por encima y por debajo de la línea representan la incertudumbre.