Los personajes supuestamente mejor informados y más inteligentes, entre los poderosos más poderosos del mundo, se quedaron boquiabiertos en la medianoche del jueves pasado.

Al igual que los capos de la burocracia y la política del llamado mundo occidental, también los súper-economistas ejecutivos de los grandes bancos transnacionales, hasta el último instante habían estado segurísimos de que el Brexit no pasaría más allá de ser un casi.

Un casi ocurrió, un casi para darle a uno un sustito entretenido de esos que rompen la monotonía pero sin efectos graves.

Por eso, cuando vieron que la cosa iba en serio, y que la gente británica estaba mayoritariamente por salirse de la Unión Europea, fue, literalmente, como si hubieran tragado un litro de purgante. Tanto así, que la primera ministro alemana Ángela Merkel emplazó a los líderes para que “controlaran al menos el temblequeo de las rodillas”. Tal cual.

Usted recordará lo que fue la crisis de la bolsa de valores en China, el año pasado, que, en tres semanas, supuestamente significó la pérdida de 5 billones de dólares para los inversionistas. Pues bien, ahora el Brexit, en sus primeras 24 horas, en un solo día, aniquiló valores bursátiles por dos billones de dólares.

¿Cuánto dinero son dos billones de dólares?

Bueno, hasta esta mañana, si esa suma se repartiera en billetes y por igual, le tocarían más de cien mil dólares a cada uno de los habitantes de Chile, incluyendo las guagüitas.

Pero no se preocupe. Ese dinero es como el oro de los duendes o los millones de Arlequín. Es imaginario. Ni siquiera existen 20 mil millones de billetes de 100 dólares en circulación.

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