Que duda cabe que vivimos una época de tremenda desconfianza. Ya comienza a ser una especie de lugar común decirlo. Las instituciones, los empresarios, la clase política y los partidos en especial, pasan por un momento de enorme desprestigio. No es de extrañar entonces que eso haya producido una altísima y alarmante abstención en las recientes votaciones municipales.