Un diputado de izquierda me dijo hace poco que la realidad es siempre más rasca de lo que parece y, a juzgar por lo que ha ocurrido esta semana, tiene razón. Porque mientras preparaba este comentario sobre la gratuidad en la educación superior, y revisaba información comparada de la OCDE, oía que los pasos bajo nivel de Santiago estaban habilitados solo para vehículos a remo. Que la avenida Kennedy era navegable. Que Talagante y Lonquén llevaban 6 horas sin luz. Que los semáforos no funcionaban. En fin, que Santiago y muchas otras ciudades del país habían colapsado por dos días de lluvia.
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