Músico, cantante e investigador, Gonzalo Cuadra habla de las óperas compuestas por chilenos hasta 1950, explicando sus motivaciones y las tremendas dificultades que tuvieron que enfrentar: primero fueron los prejuicios de críticos que consideraban que los compositores chilenos no estaban a la altura y, después, por parte de Domingo Santa Cruz, que consideraba que la ópera, como género, no estaba a la altura del Teatro Municipal de Santiago.
“Chile tuvo modernidad musical con Eliodoro Ortíz de Zárate”, afirma Gonzalo Cuadra, en referencia al compositor de la primera ópera chilena (La fioraia di Lugano), escrita en 1895 en italiano (por la dificultad de encontrar elencos que pudieran interpretarla en castellano).
Cuadra habla de Lautaro (1901), de Ortiz de Zárate, y de Caupolicán (1902), de Remigio Acevedo Guajardo, primera ópera chilena escrita en castellano, como de la precariedad que ha hecho que se tengan unas 12 obras hasta 1950, pero con algunas partituras incompletas.