La Chica Desconocida (La Fille inconnue, dirigida por los Hermanos Dardenne) es una película particular. Luego de su estreno en Cannes en 2016, los directores belgas fueron lo suficientemente humildes para recibir las críticas y hacer un nuevo corte, que es el que finalmente se ha estrenado en salas (digamos, en contadísimas salas en Chile… Verla es una proeza).
Los Hermanos Dardenne, que ya han ganado la Palma de Oro de Cannes un par de veces con “Rosetta ” (1999) y “L’enfant” (2005), son fieles a su estilo minimalista, sello personal que curiosamente coincide con un estreno del mismo año y que nosotros también vimos recién en 2017: “Paterson“. Claro que a diferencia de la última cinta de Jarmusch, donde el personaje de Adam Drive parece ausente y existencialista, en “La Chica Desconocida” Adèle Haenel está presente y activa durante toda la cinta. Es ella la que lleva la acción y mueve a los demás personajes, que parecen esperar que los sacudan.
La historia se ubica en una ciudad industrial belga lejos de los folletos turísticos. Haenel interpreta a la doctora Jenny Davin, una médico comprometida que trabaja en un consultorio. En la escena de apertura, donde vemos la dinámica del personaje, ella asiste a un niño que está teniendo un ataque. Jenny le pide ayuda a su interno Julien, quien queda estupefacto y no sabe qué hacer. Cuestionamiento.
Después del trabajo, discuten sobre la reacción de él. En el intertanto, suena el timbre, y Julien se levanta a ver quién es, no sin antes ser detenido por Jenny. “Cerramos hace más de una hora. Si fuera una urgencia, habrían tocado el timbre dos veces”, dice ella. Julien tiene que hacer un mejor diagnóstico de las situaciones.
Y es que hacer buenos diagnósticos (médicos y de la vida) se convertirá en uno de los temas clave de la película. ¿Por qué? Bueno, quien tocaba el timbre resultó ser una joven que más tarde sería encontrada muerta cerca del río. Jenny se da cuenta de que si hubiera abierto la puerta, la joven podría no haber muerto… Y así, se siente directamente responsable.
Pasan los días y la joven no es identificada (por lo que va directo a un entierro N.N.). Jenny decide rectificar y buscar quién es, en un proceso muy puerta a puerta, con un profundo sentido de lo correcto, pero con una inocencia que parece no evaluar el tipo de respuesta que podría obtener a medida que avanza. Eso sí, la samaritana Jenny se encarga de aclarar que este virtuosismo es más bien culpa. Como lo dice en un momento, ella no está interesada en la responsabilidad de nadie más: la culpa es enteramente suya por no haber abierto la puerta.
Una de las grandes cosas que Haenel logra en esta película es transmitir un sentido de la seriedad de Jenny, tanto moral como profesional. Más allá de una escena donde le grita a un paciente por solicitarle una licencia falsa, y el par de veces que sonríe, la nota alta estará en la manera de revelar la complejidad de un personaje sin la necesidad de una actuación multifacética. No por nada, Adèle Haenel ya ha ganado dos César por papeles anteriores.
Los Hermanos Dardenne tienen aquí y siempre un tema con la estructura y el motor del relato. Descubrir quién es la joven muerta lo es todo. Sí, podría decirse que la película puede estar impulsada por una serie de coincidencias, pero todo esto es resultado de una historia demasiado íntima, con pocos personajes, en una ciudad chica… Resulta abrumador. Así, la cinta parece tener ideas “hitchcockianas” rescatadas de “Vértigo” o “La Ventana Indiscreta“, variando entre la obsesión sin límites de la primera y la frustración de la segunda.
La Chica Desconocida (La Fille Inconnue)
Año: 2016
País: Bélgica, Francia
Dirección y Guión: Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne
Reparto: Adèle Haenel, Jérémie Renier, Christelle Cornil, Olivier Gourmet.