“Wonder Woman” se estrenó esta semana y ha recibido críticas favorables por todo el mundo. Un salvavidas al decadente mundo cinematográfico de DC, cuyas cintas aspiraban a ser dramas quejumbrosos existencialistas en vez de entretener. Qué decir de “Batman versus Superman”, un pastiche atroz donde Zack Snyder trató de emular la profundidad de Nolan sin éxito.
En fin. Para ubicarnos, de ese bodrio anterior, apareció una antigua fotografía en blanco y negro que mostraba a la heroína junto a cuatro tipos en lo que parece ser una aldea bombardeada durante la Primera Guerra Mundial. Esa foto se explica en “Wonder Woman”, y reconstruye la historia desde sus orígenes.
Así, vemos a Wonder Woman, o Princesa Diana en adelante (protagonizada por Gal Gadot), como la niña más joven en una aldea de la Grecia Antigua habitada sólo por mujeres. Diana es rebelde e inocente, tipo princesa de Disney, que tendrá dos figuras maternales: su madre, la Reina Hipólita, que la quiere a salvo; y su tía, Antíope, personificada por Robin Wright (lo siento, ella siempre será Claire Underwood).
Aquí la peli comienza a jugar de manera bastante relajada con el flujo espacio-temporal, para situarnos en la Europa de 1918. En este umbral narrativo conocerá al Capitán Steve Trevor (Chris Pine), un muchachín tipo Humprey Bogart, y es donde comenzará la historia (y donde notaremos el contraste entre la colorida aldea y la monocromática Europa).
Sin adentrarnos en puntos de la trama, podríamos decir que en Wonder Woman se destaca con mucho humor lo patidifuso que quedan los personajes masculinos al enfrentarse a la fuerza de Diana, tanto en su carácter, como en lo físico. Ella toma el mando en situaciones que regularmente son de “liderazgo masculino” en cintas superheróicas, y el solo contraste ya da frescura.
Lo anterior se conjuga con la inocencia de Diana y el desconocimiento del mundo, digamos, patriarcal, por ejemplo, cuando ella aparece en una reunión del gabinete de guerra británico (todos hombres, obvio) y los miembros se enfurecen ante su presencia.
Hay escenas divertidas, con guiños feministas que harán conectar a la sala (especialmente cuando debaten sobre el papel reproductivo del hombre). Podría decirse que pasa el test de Bechdel. Sin embargo, tampoco hay que ilusionarse tanto, al final del día Diana sigue siendo lo que gran parte del modelo Hollywood reproduce en serie: es blanca, esbelta y objeto de deseo, y cuando se mimetiza con el vestuario de la época, termina siempre glamorosa y elegante. Bueno, digamos que en la isla del comienzo, todas parecen modelos, lo de siempre. Ahí no se trata de guiños, sino el producto completo y en el modelo tradicional de Hollywood. Ahí Wonder Woman, “la heroína”, sigue siendo muy complaciente con el público e industria a quien sirve.
Volviendo al relato y después de varias revisiones de esta columna para no spoilear, es preciso decir que en este tipo de historias, siempre hay camaradas de batalla y también enemigos. Entre estos últimos, destaca el general alemán Ludendorff (Danny Huston), que quiere boicotear el armisticio (recordemos que estamos a fines de la Primera Guerra), y lo acompaña la Princesa Maru, más conocida como la Doctora Poison (Elena Anaya), una científica con el rostro desfigurado, con conocimientos profundos para desarrollar un arma química.
Otro personaje cuya profundidad es desequilibrante es Sir Patrick, encarnado por David Thewlis. Ahora, y esto es personal, para mí David Thewlis siempre va a ser Peter Aufschnaiter (el compañero de Brad Pitt en Siete Años en el Tíbet). Lo veía a él, y veía a Peter. Lo siento.
En conclusión, “Wonder Woman” es, en el contexto de sus predecesoras, una buena película. Hay que ver cómo avanza tanto la crítica como la percepción del fanático y del espectador. Recordemos que “El Caballero Nocturno” también debutó con rankings de IMDB similares a los de “El Padrino II”, para luego de un rato, estabilizarse. Todavía estamos en medio del torbellino entusiasta.
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Wonder Woman
Dirección: Patty Jenkins
Reparto: Gal Gadot, Chris Pine, Danny Houston, David Thewlis
Duración: 2 horas, 21 minutos.