El Spaghetti Western es un género que se caracterizó por hacer películas del oeste, pero rodadas en Europa. Seguramente la más famosa es “El Bueno, El Malo y El Feo” (1966, Sergio Leone). Principalmente con capitales italianos, muchos cineastas filmaron historias basadas en el oeste americano, en peleas con mexicanos, pero sus locaciones estuvieron mayormente en los desiertos españoles. Dentro de toda esta camada, hay una que destaca, y cuyo nombre inspiró a otra cinta hace no muchos años: “Django”.
“Django”, la original, es una producción de 1966 dirigida por Sergio Corbucci y protagonizada por Franco Nero (de hecho, Nero aparece en Django Unchained, de Tarantino, en la escena en cuyo mandingo pierde frente al de Calvin, protagonizado por Di Caprio). Quienes hayan visto la de 1966 y la de 2012, reconocerán de inmediato la originalidad en la canción de los créditos de inicio, compuesta por Luis Bacalov, e interpretada por Rocky Roberts.
La trama difiere un poco. Recordemos que la de Tarantino gira en torno a Django, un esclavo liberado que busca a su esposa, y que es acompañado por el Dr. Schultz, quien transformará a Django en un cazarrecompensas. En la original de 1966, Django es un ex soldado de la Unión, que busca vengarse de un confederado racista, el Mayor Jackson y su grupo de compinches del KKK. Django termina en una pequeña ciudad fronteriza a merced de las dos facciones que dominan la zona: los racistas de Jackson y una banda de revolucionarios mexicanos. La ciudad parece estar compuesta sólo de un burdel dirigido por un pusilánime Nathaniel que paga protección a Jackson tanto para sí mismo como para las mujeres de su burdel. De ahí en adelante, conoceremos al verdadero Django.
Ciertamente, esta película es una versión más oscura y áspera del tipo de historia de “dos facciones que pelean, y un hombre al medio de todo”, que ya hemos visto en el cine anteriormente (basta ver algunas cintas de Akira Kurosawa). Siguiendo la estructura del spaghetti western clásico, la cinta se divide en tres partes: acercamiento con la facción 1, acercamiento con la facción 2, y venganza descarnada. Eso sí, Django (el personaje) está enfocado sólo en su propósito: robar oro. Y frente a eso, se convertirá en un lobo solitario, que de manera pragmática irá relacionándose con uno y otro bando.
Un detalle no menor es el ataúd con el que Django viaja por el desierto. La curiosidad que provoca saber qué hay en su interior se resuelve cuando saca una ametralladora Gatlin. Ya lo sabremos: Django mata, mata y mata. Es bueno haciéndolo, y la verdad, todo lo resuelve matando (como hará más adelante John Mallory en “Duck You Sucker” de 1971 con la dinamita). Esta ametralladora será su compañera real, mucho más que María, la prostituta.
La cinta de Corbucci fue catalogada en su momento de altamente política, por la forma en que el Mayor Jackson y sus KKK son representados, especialmente en las líneas iniciales. Pero la presencia del grupo también abre otro subtexto: uno religioso. La escena del comienzo, cuando vemos a María, que a lo largo de la película acompañará a Django -muy a disgusto de éste-, representa una versión estilizada de la crucificción, que si bien era típica de los KKK, adquiere mayor significado hacia el final de la cinta.
Django puede ser vista en el Festival de Spaghetti Western de la UC este viernes 5 de mayo a las 18:30 hrs, y el viernes 12 de mayo a las 20:30 hrs.