Visto en perspectiva, las películas de Cannon Films, y en particular las de Chuck Norris, nos pueden parecer propias de una acción no muy sofisticada, muchas veces mal envejecidas, pero cuyo componente nostálgico nos hace valorarlas.
Pero retrocedamos un poco el tiempo, y cambiemos el lugar. Ya no en Estados Unidos (o incluso en la cultura de videoclub de barrio ochentero-noventero chileno) sino en plena Guerra Fría, tras la cortina de hierro en Rumanía, el país más duro del bloque soviético, liderado desde hace 40 años por los Ceaucescu. Ahí, en ese país, gente se reunía a escondidas a ver películas de Chuck Norris. Sí.
“Chuck Norris vs. Communism” es un documental disponible en Netflix que analiza este fenómeno, mucho más allá de la evidente lectura política de una época del siglo XX en que el mundo estuvo dividido en dos. Acá profundiza en las relaciones humanas de quienes arriesgaban su vida para traficar VHS, so pena de requisa y cárcel. Cine involucrado en procesos políticos, como siempre. Claro que la naturaleza del material nos hace levantar una ceja siempre.
Obviamente internar películas de Chuck no hizo caer a los Ceausescu el 89, pero el enfoque que nos presenta el documental de Ilinca Calugareanu sí nos ayuda a entender cómo la cultura popular occidental estuvo desde siempre permeando la censura y los bloqueos, principalmente por lo que algunos personeros gubernamentales podían ganar gracias al mercado negro. No sólo eso, sino cómo se involucró la misma gente en crear una red de distribución casi similar al que hubo en Chile con los VHS de Teleanálisis en los 80. Así, vecinos se reunían en secreto a ver, por ejemplo, “Missing in Action”.
Claro que lo más importante podemos verlo ya en el comienzo, cuando nos relata cómo se doblaban estas películas. Los VHS llegaban en inglés, y como no se podía llevar a un instituto de cine a traducirlas, este procedimiento también fue por debajo. Así, conocemos a Irina Nistor, una famosa actriz rumana de la época, quien contactada por un misterioso señor, comienza a trabajar clandestinamente doblando estas películas encima, no con muchas licencias poéticas (muchas veces con una cadencia lectora desprovista de emoción, forzada por las constantemente más aceleradas fechas de entrega). Su voz era reconocida por quienes veían las cintas, lo que ayudó más a este fenómeno, y lo que la retuvo más y más en la cabina de doblaje, tratando de justificar cómo complementar esto con su trabajo formal y legal.
Más allá del fenómeno social producido, el documental recae en algunos aspectos: Primero, el nombre que funciona como gancho. No, no vemos una entrevista a Chuck Norris nunca. Segundo, todo se nos presenta en los primeros 15 minutos, y después de eso, son entrevistas y algunos elementos adicionales. Pero la historia interesante, lo que queremos ver, está ahí al comienzo.
Además (aunque no es el tema) es interesante ver cómo solo expone y no profundiza en un fenómeno bastante extendido en Europa del Este, que es el doblaje por encima o Voice-over (podemos escuchar muy bajito el audio original en inglés, y encima el doblaje en el idioma de destino). Esto queda explicado como un hecho aislado centrado sólo a los propósitos expuestos, pero es una práctica extendida en la TV de Rusia en la actualidad, por ejemplo, con Los Simpsons.
Fuera de eso, es un documento que recoge un período histórico y que refleja cómo una generación de rumanos creció con esta dinámica del VHS mano-a-mano. La fuerza de la imagen en tiempos de represión es total, especialmente cuando las personas están involucradas y todos se sienten parte. Para ese análisis no tenemos que ir muy lejos, pero es interesante siempre ver una perspectiva desde otro país para ponderar.
Chuck Norris versus Communism (2015)
Directora: Irina Calugareanu
Idioma: Rumano
Disponible en Netflix