Haces ejercicio y cuidas tus comidas, pero ¿no ves cambios en tu cuerpo? El problema puede estar en que estás cometiendo algunos errores que impiden que pierdas peso.
Te invitamos a conocer al menos 5 cosas que pueden estar afectando tu camino a la baja de peso, según la nutricionista estadounidense Kristin Kirkpatrick.
1. Comes un montón, confiado en que haces ejercicio
El ejercicio es muy bueno para la salud, pero si no se complementa de un buen régimen alimenticio, no sirve para perder peso.
Un estudio publicado en Oxford Journals estableció que el ejercicio por sí solo no ayuda realmente a perder peso.
Los investigadores descubrieron que a medida que aumenta la actividad, el apetito también sube, y se consumen más calorías para satisfacer ese apetito. El problema es que si ingieres más calorías de las que realmente quemas, entonces es posible que incluso ganes más peso.
Otro sondeo publicado en Current Biology, señaló que cuando hacemos demasiado ejercicio, nuestros cuerpos se adaptan a esta actividad y no necesariamente queman más calorías.
De hecho, las personas que incrementan su actividad física para perder peso experimentan un descenso en la pérdida de peso después de unos meses. Pero no se trata de dejar el ejercicio, sino que de controlar la ingesta de calorías aunque estés haciendo actividad física.
2. Comenzar el día consumiendo azúcar en lugar de proteínas
¿Comes cereal azucarado, café con crema dulces, o pasteles por la mañana? Consumir mucha azúcar desde el principio del día significa que vas a consumir menos proteína. Recordemos que son numerosos los estudios que han demostrado que comenzar el día comiendo proteína hace que sea más fácil perder peso, porque ayuda a resistir los antojos más tarde durante la jornada.
Las proteínas y grasas buenas además tienen un impacto mínimo sobre los niveles de azúcar en la sangre y la insulina.
Por ello, es bueno reemplazar los dulces por huevos y palta, un batido de proteínas, un yogur natural descremado, fruta, pollo o avena.
3. Pasar hambre
El hambre es muy perjudicial. Cuando las personas se someten a dietas tan estrictas que sienten hambre la mayor parte del tiempo, sólo se perjudican a sí mismas. ¿Por qué? Porque en algún momento vas a ceder y terminarás comiendo más de lo que necesitas para compensar los días que te privaste de todo.
Un estudio practicado en ratones publicado en la revista académica Nature, analizó la “disconformidad del hambre” y descubrió las neuronas específicas que se activaban durante el déficit de energía.
Ellos encontraron que la alimentación era mucho más que una simple elección basada únicamente en el sabor, sino que estaba más impulsada por el deseo de compensar los sentimientos negativos asociados al hambre. A medida que más y más peso se pierde, estas señales se hacen más fuertes y, junto con ello, aumenta el deseo de comer.
Por eso, en lugar de pasar hambre, debes consumir alimentos que aumenten la saciedad como las grasas buenas y la proteína. También, debes evitar comer frente al televisor y el computador (porque tu cerebro pierde la noción de lo que come), tomar mucha agua, ya que esto llena tu estómago e incluir alimentos que te hagan sentir satisfecho, pero tengan pocas calorías como frutas y verduras.
4. Estás muy estresado
El estrés aumenta el cortisol, una hormona que afecta la pérdida de peso. Además, también libera una proteína llamada Betatrophin, que inhibe una enzima necesaria para el metabolismo de la grasa. Y a su vez, reduce las posibilidades de controlar la grasa, lo que hace que almacenes más y quemes menos.
De hecho, un estudio de la Universidad de Yale encontró que incluso las personas con peso normal sufrían un aumento de la grasa abdominal cuando sus niveles de cortisol eran altos.
El alto estrés también puede afectar el sueño y dormir poco afecta las hormonas digestivas: la grelina y la leptina, lo que hace que tengas más hambre durante el día.
Para solucionar esto, debes dormir mejor, y encontrar una manera de lidiar con tu estrés, ya sea con el yoga, meditación, ejercicio u otras actividades que te relajen.
5. Bebes mucho
Aunque muchas personas que quieren bajar de peso, reducen su consumo de alcohol, no lo hacen lo suficiente como para perder algunos kilos.
Si bien el consumo moderado puede tener algunos beneficios, la mayoría de los tragos tiene muchas calorías. Por ejemplo, sólo una lata de cerveza tiene alrededor de 150 calorías.
Además, cuando bebemos alcohol somos más propensos a consumir comida rápida, lo que aumenta nuestras posibilidades de ganar peso.