Todos atravesamos por períodos de ansiedad, pues es la manera en la cual el cerebro nos prepara para enfrentar y/o escapar del peligro, o para lidiar con situaciones estresantes. Por ejemplo, sentir ansiedad antes de los exámenes puede hacernos estudiar más y, por tanto, rendir mejor.
Pero la ansiedad a veces también puede ser muy fuerte o exagerada en relación con la situación real y conducir a sensaciones físicas intensas, pensamientos ansiosos, preocupaciones y evasiones que repercuten sobre la vida de la persona, como en el caso de llegar a faltar al colegio el día del examen o sufrir un ataque de pánico que hace imposible dar el examen.
¿Por qué la ansiedad se manifiesta con síntomas físicos?
La Dra. Filza Hussain, proveedora de atención médica para asuntos del comportamiento en el Sistema de Salud de Mayo Clinic, simplifica la respuesta de la siguiente manera: el cerebro no sólo es un órgano sumamente poderoso, sino que de cierta manera, también es el centro principal de emisión de órdenes para el resto del cuerpo e influye sobre todos los distintos sistemas orgánicos.
Cuando la ansiedad secuestra a este sistema central de órdenes, entonces adquiere carta abierta para causar estragos en los diferentes sistemas orgánicos y producir síntomas físicos, aunque el órgano mismo no tenga ningún problema.
La primera línea de defensa para este ataque normalmente son los médicos de atención primaria y de las salas de emergencia, cuyo enfoque metódico para ante todo descartar otras causas médicas (problemas de tiroides, corazón u hormonales) y luego diagnosticar un trastorno de ansiedad, es un medio positivo de establecer el diagnóstico. Lo bueno es que los trastornos de ansiedad son controlables.
Existen medicamentos para ayudar a corto y largo plazo a la persona, además de varias maneras no medicamentosas de controlar la ansiedad, tales como reducir el estrés, hacer ejercicio, practicar ejercicios respiratorios y aplicar técnicas de yoga. Puede también ser útil la terapia cognitivo conductual que enseña al cerebro a cambiar el patrón de los pensamientos.
“Por lo tanto, si escucha que su problema es un trastorno de ansiedad, no se desespere ni piense que nadie le toma en serio; sino más bien alégrese de que los síntomas no se deban a un problema médico, y consulte con el médico cuál es la mejor manera de controlar su afección”, concluye la Dra. Hussain.