Corría el año 2007 y Eduardo Guillermo Bonvallet Godoy asumía su desafío más importante como entrenador de fútbol: dirigir en el balompié profesional chileno.
Luego de grandes e interesantes campañas a nivel universitario, donde consiguió dos títulos con la Universidad Gabriela Mistral, por fin se la abrían las puertas al autodenominado Gurú: Deportes Temuco, sumido en una profunda crisis deportiva y ad puertas de bajar a tercera división apostó por el siempre polémico e irreverente comentarista deportivo.
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El desafío no era menor. Temuco marchaba último y estaba lejos de la salvación, no tenía puntos y solo había anotado 3 goles cuando restaban prácticamente tres ruedas del torneo por jugarse. Además, estaba el morbo de aquellos que ponían en duda su capacidad de dirigir, ya que tendría que aplicar todo lo que acostumbraba a pregonar en sus programas de radio y televisión. Aún así, Bonvallet asumió.
Con alta expectación, el ‘Gurú’ debutó ante 15 mil personas en el antiguo German Becker de Temuco ante Deportes Copiapó. Sin embargo, sus dirigidos no pudieron y cayeron 1-2. Pese a ello, la fe nacía en el conjunto de la región de La Araucanía.
El primer triunfo llegaría en la fecha 12° como forastero ante Arturo Fernández Vial. Más de 5 mil personas vieron como en el reducto de avenida Collao el ‘Gurú’ conseguía sus primeros 3 puntos como técnico en el fútbol profesional.
Tras imponer su filosofía y estilo de juego, apelando a que sus jugadores actuaran como monjes, faquires y guerreros, Deportes Temuco comenzó a ganar y sumar puntos.
De hecho, si se toma en cuenta solo la segunda rueda, en la que asumió, los dirigidos por Bonvallet acabaron con 16 puntos exhibiendo el segundo mejor rendimiento de los once equipos de la competencia.
El público hacía su parte y los partidos en la capital de la región de La Araucanía se jugaban con al menos 10 mil personas en las tribunas. Tal era la expectación por ver el siempre polémico comentarista que cuando Temuco jugaba como forastero eran cientos los que llegaban a observar al DT.
En la tercera rueda Temuco seguía en lo suyo, parecía que la filosofía de Bonvallet servía en La Araucanía. Sin embargo, un fatídico partido con Provincial Osorno, en donde el técnico se descargó en contra del árbitro, acabaría con la buena racha.
Incluso, si se toma en cuenta el torneo solo desde que asumió Eduardo Bonvallet en Temuco, su escuadra hubiese acabado séptima. Pero el pésimo arranque de los de La Araucanía le pasaría la cuenta.
A dos fechas del final Deportes Temuco hilaba su tercer triunfo ante San Luis de Quillota, sin embargo Curicó Unido, el principal rival con quien peleaba el descenso, también alcanzaba una victoria que matemáticamente le adjudicaba la salvación y sentenciaba a Temuco.
Deportes Temuco acabaría con 39 puntos, todos obtenidos con Bonvallet, mientras que Curicó, San Felipe y Fernández Vial alcanzaban la salvación con 44 unidades.
Las estadísticas del ‘Gurú’ indican que dirigió 31 encuentros en la Primera B, obteniendo 10 victorias, 9 empates y 12 derrotas. En lo que fue su única aventura en el fútbol profesional chileno. Además, su equipo anotó 31 goles, pero recibió 55.
Posteriormente, y en entrevista con diario El Mercurio, Bonvallet analizaría su pasar.
“Mi caballo estaba muerto y los otros, rengos. Luchamos contra el Vial y Curicó, que llevaban 8 y 11 puntos arriba, pero ellos hicieron equipos para subir a Primera. Para salvarme debía sacar el 50 por ciento de rendimiento y llegaba a un equipo donde no conocía a nadie y a estadios que no conocía. Pero mi vida es blanco o negro, de tomar desafíos, decisiones, a los mediocres jamás les pasarán estas cosas”, comentaba tras su comentado debut profesional como entrenador.
Siempre fiel a su estilo, aseguró que si tomaba antes el equipo lo hubiese salvado: “Si lo tomaba con vida salgo tercero o cuarto, porque a ese caballo hay que revivirlo, sacarle el pesimismo, la tristeza (…) Este equipo lo tomo un mes antes de que empiece la competencia y lo llevo al título, el mismo equipo”.
Fue la aventura como DT profesional de Eduardo Guillermo Bonvallet Godoy. Hasta siempre, ‘Gurú’.