Millones de personas en el mundo padecen trastornos alimenticios producto de su disconformidad al no lograr la plenitud física y emocional esperada. Muchos se inclinan a vomitar frente al inodoro o dejan de comer esperando que algún día el amor propio llegue finalmente a su cuerpo y alma.
“Esto parte como un juego, pero cada vez se va apoderando más y más de ti. Ya no puedes controlar tu mente, no dejas de escuchar esa voz que te impide comer. Esa voz que te dice que estás gorda y fea, que escondas la comida cuando nadie está mirándote”, confiesa Sophia Bugueño, una adolescente que desde hace un año padece anorexia nerviosa y que decidió compartir su testimonio en el blog “Anorexia Sophi Bugue” con objeto de crear consciencia sobre la enfermedad.
Con una carta dirigida a la propia presidenta Michelle Bachelet, la joven de 16 años critica el sistema de salud chileno respecto a las patologías alimenticias y los costosos tratamientos a los que se debe someter. “Desde el momento en que me diagnosticaron anorexia, trastorno de la personalidad y trastorno obsesivo, fue muy difícil”, señala en la carta que envió a La Moneda.
“Sentía vergüenza de mi enfermedad, sentía culpa” asume en el escrito, pese a que manifiesta que cada vez lucha para que ese sentimiento disminuya. En la publicación además, comparte un video de ella misma hablando de su enfermedad y solicitando difusión.
https://youtu.be/Dd6cZqi52iM
Pero lamentablemente la Jefa de Estado no leyó su carta cuando Sophia lo solicitó y el Ministerio de Salud la derivó a diversas oficinas sin responder su demanda. “Lo único que hicieron fue mandarme de un lado a otro. Fue decepcionante”, reclama la joven de Concepción.
Desde la Octava Región, Sophia fue trasladada hasta la Clínica de la Universidad Católica en San Carlos de Apoquindo, en Santiago, para ser internada dos meses y ayudarla a luchar con su enfermedad.
“La anorexia me hizo perder las ganas de vivir, perdí el eje de la vida. La palabra felicidad ya no estaba en mi mente”, confiesa la joven. Si bien asegura que estar hospitalizada fue una experiencia muy “dura”, señala que encontró felicidad y compañerismo en el lugar.
“En ese tiempo, me sentía normal, ya que todos teníamos un problema. Fue duro estar ahí, en una clínica psiquiátrica, pero aprendí tanto… crecí, conocí a gente maravillosa”, cuenta.
Psiquiatras, kinesiólogos, cardiólogos, ginecólogos y, por supuesto, nutricionistas, además de medicamentos que ascienden a más de 100 mil pesos, ayudan a esta joven a superar su enfermedad. Su familia, con un gran esfuerzo, costea todo lo necesario para ayudarla.
“Hay un pésimo sistema de salud que en Chile, creo que no es justo que personas se mueran por una enfermedad por no poder acceder a remedios ni tratamientos dignos”, lamenta la adolescente.
“Lo primero que uno necesita para enfrentar esta enfermedad son los recursos. Estar dos meses internada en una clínica no es gratis, y no se trata sólo de una hospitalización. Hay que ver un montón de médicos”, lamenta. “Mi papá hacía viajes todos los fines de semana para ir a verme”, cuenta la joven que debe consumir más de 10 remedios diariamente.
Desenmascarar a la anorexia
Delgadas y tonificadas modelos se instalan en las revistas para quedarse en la mente colectiva como sinónimo de perfección y belleza. Pero más allá de alcanzar ese plástico objetivo, la motivación de dejar de comer es una forma de manifestar una profunda tristeza, cuenta Sophia.
“La gente piensa que es una enfermedad caprichosa, que una baja de peso para ser flaca, regia, pero no es así… es realmente la pena interna que se refleja en lo físico”, confiesa.
“Siempre me he cuestionado porque decir ‘tengo cáncer’, ‘tengo diabetes’, o cualquier otra enfermedad es normal y cuando uno dice ‘tengo anorexia’, la gente critica”, manifiesta la joven y confiesa haber sufrido discriminación, burlas y bullying por su condición.
“Yo jamás quise quedar en los huesitos”, lamenta Sophia quien, en su estado más crítico, llegó a pesar 42 kilos con una dieta que no superaba las 100 calorías diarias. Fue en ese momento, a los 15 años, cuando sus padres la obligaron a ir al psiquiatra tras las sospechosas actitudes que tenía.
“Mi papá insistía llevarme a un doctor pero yo me negaba, creía que estaba exagerando”, cuenta. “Lo encontraba ridículo. Hasta que un día, junto a mi mamá, me agarraron a la fuerza y me llevaron donde un psiquiatra. En esa primera visita estaba en el límite… continué con un nutricionista hasta que finalmente la pediatra me diagnosticó la enfermedad”, agrega.
Padecer anorexia afecta a Sophia en todos los aspectos de su vida. Dejó de ir al colegio, pese a que mantenía excelentes calificaciones. Logró cursar tercero medio dando exámenes libres y con profesores particulares, los cuales le brindaron una pésima experiencia, según confiesa.
“En mis planes está ingresar el próximo año a cuarto medio a un colegio”, cuenta Sophia. “En este momento aún no sé si eso será posible, pero estoy luchando para cumplirlo”, comenta la esperanzada joven quien asegura que no se rendirá frente a su enfermedad.
Conociendo a Ana y Mía
Existen dos nombres femeninos con los cuales se han bautizado popularmente a la anorexia y bulimia: “Ana y Mía”. Estos apodos esconden cientos de blogs, foros, páginas y chats, en donde se reúnen miles de personas que padecen estos trastornos alimenticios en menor o mayor grado.
En estos sitios, los jóvenes se entregan consejos para bajar de peso o para esconder la enfermedad sin que nadie se percate. “Hay dietas de todo tipo y también hay imágenes de personas obesas, para que uno las vea cuando te dan ganas de comer”, cuenta C.T. quien, si bien no se considera parte de estas enfermedades, admite que en ocasiones vomita para mantener su peso.
“Es algo más común de lo que parece”, cuenta y confiesa: “la mayoría de mis amigos alguna vez lo hicieron en su vida y no lo encuentro tan terrible si lo sabes manejar”.
Una pesa virtual que te indica que “tan gorda estás” y te permite calcular tu IMC “princesa”, es una de las aplicaciones más llamativas en el sitio de Thinnylicious, un blog con más de 3 millones de visitas, frecuentado por jóvenes pro anorexia y bulimia, en donde incluso se incluyen poemas y confesiones sobre las enfermedades.
“No me siento identificada con eso de ‘princesa’, pero uno se acostumbra a eliminar la comida, aunque no bajes de peso te ayuda a sentir mejor”, cuenta. “A veces hago dietas que no superan las 700 calorías y después intento mantenerme”, confiesa la joven de poco más de 20 años.
“Me siento un poco ridícula admitiendo esto, muy pocas personas lo saben, pero algún día espero encontrar una dieta sana o hacer ejercicio en vez comer ‘como si se acabara el mundo’ y después vomitarlo todo”, concluye.
Perfil de un anoréxico o bulímico
Aunque en muchos casos es difícil definir o advertir una enfermedad, existen ciertos rasgos o contextos que pueden aumentar las posibilidades de que una persona padezca una patología. Al respecto, el médico psiquiatra Christian Arévalo, profesor de Salud Mental en la facultad de Medicina en la Universidad Diego Portales, asegura que si bien no existen estudios nacionales sobre la magnitud de este tema, en la literatura extranjera se pueden definir algunos grupos.
“Se describe como grupos de mayor riesgo de padecer trastornos de la alimentación a mujeres (aproximadamente 9 a 10 veces más frecuente que en hombres), jóvenes (más en anorexia que en bulimia), que sean parte de grupos con ideales estéticos marcados (ejemplo clásico son las bailarinas, gimnastas, azafatas y modelos), que hayan tenido en la infancia problemas de alimentación (reflujos, obesidad)”, cuenta el experto. Sin embargo, el doctor no descarta que también exista un gran componente genético, proveniente de antecedentes familiares.
Respecto a cómo identificar a una persona que padece de anorexia nerviosa, el experto asegura que estas manifiestan una severa alteración corporal, mantienen un peso bajo al saludable y una notoria fobia a la comida.
En el caso de bulimia, el doctor perfila a los pacientes como personas que normalmente protagonizan “atracones” de comida, quienes luego vomitan lo ingerido o realizan excesivo ejercicio. “En ambos casos, se trata de condiciones sostenidas por largo tiempo y en las que las personas no logran recuperarse en forma espontánea”, señala.
Depresión y otros trastornos
Además del trastorno alimenticio, ambas enfermedades suelen estar acompañadas de otras condiciones. “Estas patologías psiquiátricas están muy ligadas con trastornos del ánimo”, explica el doctor y agrega: “un 40% a 50% de estas personas manifiestan cuadros depresivos durante su vida”.
“Por otra parte, existe también alta asociación con trastornos de ansiedad y, dentro de ellos, el Trastorno Obsesivo Compulsivo (40%) y las fobias (20%) como la fobia social”, agrega el experto.
Pero eso no es todo. El psiquiatra también señala que el abuso de alcohol y drogas es muy frecuente en pacientes con bulimia, aunque también suelen manifestarse en la anorexia.
Respecto al caso de Sophia Bugueño, el doctor señala que “algunos rasgos de personalidad similares a los que describe ella, como el perfeccionismo y la autoexigencia son los que usualmente se presentan en casos de anorexia”.
Peso saludable y tratamiento
Al pensar en trastornos de bajo y sobre peso, se suele manifestar la interrogante de cuál es el peso ideal para una persona. En este contexto, la nutricionista Nazira Docmac, en primer lugar descarta totalmente que una dieta de 700 calorías (señalada por C.T.) cumpla los requisitos básicos para mantenerse saludable.
“Con esa cantidad no se cubren requerimientos de macro ni de micronutrientes (proteínas, lípidos, carbohidratos, vitaminas y minerales). No alcanzan ni siquiera a cubrir las necesidades de energía que son mínimas para mantener las actividades metabólicas básicas”, señala Nazira.
Es por ello, que la experta destaca la importancia de conocer el IMC (Índice de masa corporal) personal y saber si se encuentra dentro de un número saludable. “El rango de normalidad en personas adultas de 19 a 64 años va desde 18,5 a 24,9”, explica Docmac.
Por ejemplo, una persona que mide 1.62 mts y pesa 62 kg, tiene que hacer el siguiente ejercicio: 62 / (1.62)² = 23.6, señala la especialista. “En este caso el rango estaría en la casilla de normalidad”.
Pese a lo anterior, la experta no recomienda “contar las calorías”. “Es mejor que nos preocupemos de la calidad de lo que comemos, antes de fijarnos en si engordamos o no”, recomienda.
“Cada persona es única, no hay una fórmula que funcione igual para todos. Lo importante es que no sigan dietas de moda ni consuman productos milagrosos para bajar de peso. Esto no es sostenible en el tiempo (estar siempre a dieta o bajo el efecto de productos), cuando se vuelva a enfrentar a la comida, se volverá a subir de peso, porque nunca hubo un cambio de hábitos real”, afirma la experta.
Alternativas naturales: autosanación y autoconocimiento
Pese a lo exhaustivo y múltiples que pueden ser los tratamientos que se efectúan en quien padece trastornos alimenticios, existe una opción complementaria para prevenirlos cuando se sospecha de ello. María José Ercheverry, terapeuta natural, quien trabaja con terapias bioenergéticas en el Espacio Domokimun, Concepción, explica que estos tratamientos buscan activar la autosanación y encontrar la causa del trastorno.
“El tratamiento natural no es un tratamiento específico, sino que desde esta medicina se trata básicamente de activar la autosanación y el hacerse responsable de la propia salud comprendiendo a la persona como una unidad en relación”, comenta la experta.
Luego de rastrear y aceptar el conflicto, las terapias naturales complementan el autotratamiento para ayudar al afectado a “darse cuenta” de lo que padece. “Lo más importante es ayudar a encontrar y luego tratar el origen emocional de la enfermedad: sea un trauma, una dinámica conductual aprendida o heredada, una emoción retenida, etc”, enumera.
Para lograr el objetivo anterior, en el caso específico de la anorexia y la bulimia, se “consistiría primeramente en nutrir al organismo y fortalecer chakras, órganos y sistema inmune con homeopatía, reiki, acupuntura, biomagnetismo, herbolaria, ayurveda, agua de mar; entre otros”, comenta María y agrega: “la meta es que la persona vuelva a comer normalmente, perdone, se ame a sí misma y viva la vida desde la alegría”.
“En el caso de la anorexia se asocia a un miedo a ser rechazado y en la bulimia a un miedo a ser abandonado y a un descontrol por llenar un vacío emocional”, explica Etcheverry. “La bulimia se suele presentar en personas rígidas que no están en contacto con su parte femenina y sus necesidades y no se permiten realizar sus deseos”, cuenta y la diferencia con la mujer anoréxica, quien “tiene una gran necesidad de volver a aprender a vivir y de darse el derecho de ser una mujer en lugar de evadirse”.
“Si no se puede salir sola hay que pedir ayuda, es lo primero. También realizar actividades que le permitan buscar y conectarse con la alegría, el perdón, la vitalidad y el amor propio, como la biodanza, por ejemplo”, señala María José. “Sanar la relación con su madre y ver su enfermedad desde el amor, como un aprendizaje en el camino hacia su autorrealización, como una oportunidad para mirarse al espejo e iluminar sus zonas oscuras que piden ser sanadas”, finaliza.