Junto con tener la mayor mina a tajo abierto del mundo y ser campeones mundiales de polo, los chilenos ahora podemos sumar un nuevo reconocimiento… aunque difícilmente nos pondrá orgullosos: ser los mejores carteristas del viejo continente.
Así lo revela un reportaje de la revista canadiense Vice, la cual acompañó a un equipo de la policía de Londres durante sus labores de patrullaje, infiltrados como transeúntes en el centro de la ciudad.
Pero no se trata de ladrones cualquiera. El escuadrón de las calles Oxford, Regent y Bond (ORB) le sigue el rastro a bandas altamente organizadas donde, sin lugar a dudas, los chilenos son los más hábiles. Les siguen bandas de Europa Oriental y África, como rumanos, búlgaros y argelinos. Sólo entonces vienen los ladrones ingleses.
La noticia fue cubierta de forma extensiva por los medios británicos, como el Daily Mail, International Business Times o The Times.
¿Por qué son tan buenos ladrones los chilenos? Lo explica el oficial Darren Bond.
“Trabajan con mucha inteligencia. No siguen a cualquiera sino sólo a los turistas más adinerados, y operan en equipos intercambiables de 3 a 6 personas, usualmente de mediana edad. Se visten aparentando ser familias o grupos de ejecutivos para no llamar la atención. Esto les permite entrar en hoteles sin que les hagan preguntas, sentarse, tomar desayuno y luego salir con maletas, computadoras y otras cosas. Son muy difíciles de rastrear. Se quedarán aquí con una visa de 6 meses para luego irse de gira por Europa antes de regresar a Londres. Tenemos que revisar semanas de grabaciones de cámaras de seguridad sólo para identificar cuáles son los miembros de estas bandas chilenas. Tenemos que estar permanentemente creando redes de información”, relata el policía.
Bond explica que el método usual de estas bandas es elegir una víctima saliendo de una tienda o de un hotel. Luego la seguirán durante el día, reemplazándose entre ellos y manteniéndose lo más cerca posible mientras esperan una oportunidad. Entonces actuarán cuando la persona se esté probando un par de zapatos, se siente en una cafetería o use una escalera mecánica.
“Las escaleras mecánicas son excelentes emboscadas porque al ser estrechas evitan que los persigan. Adicionalmente, una mujer cómplice dejará caer sus bolsas en el acceso para cerrar la salida. Así quienes estén en la escalera se tropezarán naturalmente unos contra otros, creando el ambiente de caos perfecto para el escape”, señala.
Las manos de un ladrón
La inteligencia de los chilenos para el delito parece no tener límites. Recientemente, la policía británica detuvo a dos mujeres chilenas usando burkas (el velo tradicional islámico), mientras robaban a turistas árabes adinerados en Park Lane y Mayfair.
“Por lo regular los guardias de seguridad y los dependientes de las tiendas no molestan a las mujeres de mediana edad vestidas en trajes islámicos. Esto les permite acercarse y dejar caer los bordes de sus vestidos sobre tu bolsa de compras para tomar lo que llevas dentro. Las mujeres que atrapamos estaban trabajando junto a dos o tres hombres que realizaban otro robo, pero se pasaban información continuamente entre ellos. Al arrestarlas, las mujeres tenían una bolsa con 130.000 euros (87 millones de pesos chilenos), 20.000 libras (18 millones de pesos), más joyas de oro y diamantes. Tal como decía, los chilenos no se andan con chicas”, concluye Bond.
Tan eficientes son que mientras el 70% de las aprehensiones corresponde a rumanos o búlgaros y un 10% de argelinos, los chilenos sólo alcanzan un 5% de las detenciones.
Los oficiales londinenses cuentan que los ladrones chilenos son tan aguerridos, que muchos de ellos tienen gran cantidad de cicatrices en sus manos, obtenidas mientras intentaban sacar cosas de bolsas de compras protegidas con navajas de afeitar.
El trabajo además es peligroso. Sólo en las últimas semanas, el propio Bond recibió un puñetazo que le arrancó un par de dientes. Además, una colega de él quedó inconsciente mientras intentaba capturar a un ladrón de Europa oriental que finalmente huyó en un automóvil.
Aún así, el policía no quiere crear un sentimiento adverso hacia los ciudadanos chilenos ni de otras nacionalidades.
“Jamás diría que si provienes de ciertos países estás aquí para robar. Eso simplemente no es verdad, pero las tendencias (en sus países de origen) son claras”, afirma.