Como parte de las funciones de la célebre obra de Mozart que cierran la temporada lírica 2014 del Teatro Municipal de Santiago en la nueva producción de Miryam Singer, este segundo reparto, compuesto en su mayoría por cantantes chilenos, ofreció en su estreno muy buenas actuaciones.
Por Joel Poblete
Luego del estreno del elenco internacional de la última ópera del año en el Teatro Municipal de Santiago, “La flauta mágica” de Mozart, el pasado domingo llegó el turno del debut del elenco estelar, casi en su totalidad integrado por solistas chilenos y que fue muy bien recibido por el público. El marco volvió a darlo el nuevo montaje de la experimentada Miryam Singer, que significa su debut como directora de escena en la temporada lírica oficial de ese escenario; aunque no termina de entusiasmarnos por completo, la colorida y atractiva producción al parecer va adquiriendo más rodaje a lo largo de las funciones, lo que se ve reflejado en una mayor fluidez y cohesión como propuesta visual (afortunadamente, se han ido solucionando los distintos pequeños percances que tuvo el estreno internacional) y en el equilibrio entre lo que pasa en escena y las proyecciones audiovisuales, todo siempre muy bien apoyado por la iluminación de Ramón López.
El director José Luis Domínguez guió a la Filarmónica de Santiago en una lectura coherente y que en más de un momento pareció más adecuada y vital que la del elenco internacional. Y al igual que en el otro reparto, acá la figura más sólida fue la intérprete de Pamina, en este caso la estupenda soprano chilena radicada en Alemania, Catalina Bertucci, de bella voz y delicada y convincente en lo actoral, cantó con sensibilidad y sutileza. Muy cerca estuvo también el divertido y adorable Papageno del siempre notable barítono Patricio Sabaté, quien como era de suponer logró conquistar al público con su canto y actuación, muy bien apoyado por la Papagena de la soprano Jessica Rivas.
Por su parte, aunque las comparaciones siempre son odiosas, no se puede dejar de reconocer que la soprano brasileña Caroline De Comi fue una Reina de la Noche mucho más satisfactoria que su colega en el elenco internacional; aunque también tuvo algún ocasional problema en el primero de sus dos exigentes momentos solistas, en el segundo De Comi fue muy efectiva en sus notas agudas y agilidades, por lo que dejó una muy buena impresión en su abordaje del demandante y excitante rol. Como Tamino, el tenor chileno Exequiel Sánchez cuenta con buenos medios vocales y actúa con convicción, pero aunque ha interpretado personajes protagónicos como el de esta ópera mozartiana y el año pasado el Conde Almaviva en “El barbero de Sevilla”, debe trabajar aún más su voz, en especial la emisión de las notas altas. Y encarnando a Sarastro, el habitualmente excelente bajo-barítono nacional David Gáez tuvo un desempeño menos brillante que en otras óperas: alcanzó las cavernosas notas graves del rol, pero pareció incómodo en más de un momento (además de acelerado en algunos pasajes), la proyección y volumen de su voz fueron más irregulares que en otras ocasiones y no consiguió transmitir por completo la nobleza y serenidad de su personaje.
El tenor Rony Ancavil también volvió a demostrar sus avances vocales como un excelente Monostatos. Y en este elenco estelar las tres damas de la Reina de la Noche estuvieron a cargo de Andrea Aguilar, Pamela Flores y Marisol Hernández, y los tres genios de Carla Pérez, Annya Pinto y Florencia Romero, seis buenas cantantes muy adecuadas para sus roles. Rodrigo Navarrete volvió a ser un noble Orador y primer sacerdote, mientras también cumplieron acertadamente José Castro como segundo sacerdote, y los dos hombres armados estuvieron a cargo del tenor Claudio Fernández y la sonora y contundente voz del bajo Cristián Reyes. Y por supuesto, nuevamente destacó el Coro del Teatro Municipal, en especial la sección masculina.
Las próximas funciones del elenco estelar de “La flauta mágica” serán este martes 4 y jueves 6, y el elenco internacional volverá a presentarse el miércoles 5, sábado 8 y lunes 10 de noviembre.
