Es probablemente una de las imágenes más simbólicas del empoderamiento femenino a nivel mundial, y está muy presente en la memoria colectiva como un ícono de la cultura popular. “Rosie the Riveter” es un personaje cargado de historia, que apareció en un momento difícil para los estadounidenses, y que de forma un poco obligada dio las herramientas a las mujeres para encontrar la igualdad al lado de el género masculino.
El mundo atravesaba la II Guerra Mundial, y muchos hombres tuvieron que dejar sus hogares para defender al país. Así es como el gobierno tuvo que crear ideas para incentivar a las mujeres a reemplazarlos en las fábricas, apelando a su deber patriótico y a otros factores que las beneficiarían, como conseguir su propio sueldo y sentirse orgullosas de ser esposas, al estar insertas en el mundo laboral para “proteger” a sus maridos, consignó el portal de tendencias femeninas del diario español El País, S Moda.
La invitación al empoderamiento femenino tuvo buenos resultados, aumentando en un 10% la cantidad de mujeres trabajadoras en 4 años. No obstante, este papel era sólo por un tiempo, ya que al terminar la guerra las mujeres tuvieron que volver a ser amas de casa, sin imaginarse que la imagen que las motivó a tomar las riendas del mundo laboral sería un ícono incluso hasta 70 años más tarde.
El personaje de Rosie nació en 1942, en la canción con su mismo nombre, la que invitaba a las mujeres estadounidenses a unirse a los trabajos tradicionalmente pensados para hombres, en las fábricas de armamento o vehículos bélicos. Compuesta por Redd Evans y John Jacob Loeb, habla de Rosie y su novio Charlie, un marine que fue llamado a la guerra, y quien era protegido por ella al estar trabajando en dichos lugares.
Un año más tarde se le quiso dar un rostro a Rosie, a través de la cara de Geraldine Doyle. The Westinghouse Power Company, empresa manufacturera americana encargada de algunos suministros para aviación, encargó al artista gráfico J. Howard Miller un retato de una igual que las empoderara y llamara a trabajar para su país. Una fotografía de Doyle inspiró al artista, quien creó la imagen que todos conocemos hoy: una mujer con su brazo derecho flexionado y el puño cerrado para sacar fuerza, con un rostro firme y la frase “We can do it (podemos hacerlo)” como título.
Geraldine Doyle tenía sólo 17 años, y trabajaba en una acería de Chicago. No fue sino hasta 1982 cuando vio el cartel y se reconoció. La protagonista de la historia falleció en 2010 a causa de las complicaciones de la artitris, según comentó su hija a CNN.
El póster tomó fuerza nuevamente entre la década del 70 y 80, principalmente con fines feministas, popularizándose mundialmente hasta como lo conocemos hoy.
Sin embargo, la imagen tiene un trasfondo mucho mayor. Las Rosies eran miles, y fueron las obreras de la guerra, que trabajaron en silencio y con orgullo por estar dando un paso impensado en la historia del feminismo: el asumir un rol preferentemente masculino, aunque fuera un poco forzado, por la partida de los hombres al frente de combate.
La imagen que hoy forma parte de la cultura popular colectiva de occidente, ha sido replicada por grandes estrellas, como Pink en su video “Raise your Glass” y Beyoncé, cuya fotografía -subida a su cuenta de Instagram-, ha logrado más de un millón 300 mil “me gusta”, además de la actriz Alexis Bledel (de la serie Gilmore Girls) y la propia Marge Simpson, cuya ilustración apareció en la portada de la revista alternativa UTNE.