Ante una decena de cercanos que llegaron a apoyarlo y sin dar declaraciones, se retiró del tribunal Oral de lo Penal en Osorno el sacerdote colombiano Carmelo Francisco Márquez Julio, acusado del delito de abuso sexual en contra de 4 mujeres osorninas, una de ellas menor de edad, durante un retiro espiritual efectuado a fines de agosto de 2011 en el sector Misión San Juan, en la comuna de San Juan de la Costa.
En aquella oportunidad, las mujeres denunciantes acusaron que el sacerdote durante el momento de las confesiones, que se realizaron en un cuarto oscuro sólo con la luz de una vela, les habría puesto las manos a la altura del pecho, efectuándoles tocaciones de carácter sexual.
Sin embargo, lo anterior fue desestimado por los jueces, quienes por unanimidad argumentaron que el ente acusador del Ministerio Público no logró acreditar el delito con las pruebas testimoniales presentadas.
A la insuficiencia probatoria se sumó que si bien hubo contacto físico, éste no fue constituyente de delito. Tal como lo manifestó la defensora penal jefe de Osorno, María Soledad Llorente, quien precisó que la acción ejercida por el sacerdote al tocar en el pecho a las mujeres no tiene configuración penal.
Llorente agregó que las declaraciones de las víctimas, de las cuales sólo dos se dieron por acreditadas, se habrían debido a una mala interpretación, pues el sacerdote profesa la fe carismática que se caracteriza por tocar y abrazar a las personas, como así también por efectuar la imposición de manos sobre el cuerpo de los confesados.
Momentos antes de la audiencia, el cura reveló sentirse tranquilo, pero una vez concluido el veredicto se retiró del lugar sin emitir declaraciones, en medio del apoyo de los feligreses que llegaron a acompañarlo.
Carmelo Márquez Julio estuvo en prisión preventiva en la cárcel de Osorno por aproximadamente 1 mes y posteriormente con arresto domiciliario en casa Betania, ubicada en la población Maximiliano Kolbe, desde el 23 julio hasta el 10 de septiembre de 2012.
Posteriormente se levantaron las medidas cautelares en su contra quedando en libertad, pero con prohibición de acercarse a las víctimas y salir del país, como así también se mantuvo alejado de la Iglesia Católica.