Juan Beltrán Olivares se presentó en la comisaría de San Bernardo el 14 de agosto de 2025. Denunció que tres sujetos encapuchados lo apuntaron con un arma y le robaron su auto, un Cupra Formentor año 2023. Fue en Pirineos intersección con volcán Maipo. Algo “sorpresivo”.
—¡Bájate perro conchetumare o te vamos a matar! —le gritaron antes de golpearlo en la cabeza dos veces y arrancar con su vehículo.
Apenas huyeron los fue a denunciar. Cuando le preguntaron por más detalles dijo que no se acordaba de tanto. Pero Juan, más conocido como el Guatón Beltrán, omitió un punto importante. El robo no era un simple robo. Mucho menos una encerrona. Se trataba de una mexicana. Y no era la primera vez que se la hacían.
El Guatón Beltrán, dicen fuentes policiales, estaba metido en el narcotráfico desde hace años. No sólo tenía bunkers para esconder y vender la droga, también, sostienen documentos judiciales, trabajaba con turnos de 24 horas para comercializar cocaína, ketamina y pasta base. En esos turnos y en esos bunkers estaba metida Krishna Aguilera Yáñez. Beltrán se encargaba de captar a mujeres jóvenes para ponerlas a entregar su mercancía.
Por eso, cuando le robaron el auto, las malas lenguas lo alertaron: la que entregó información a los “ladrones” fue Krishna y otras dos soldadas. Tenían acceso privilegiado a los pormenores de su negocio. Krishna incluso había sido su expareja. Todo el bajo mundo lo sabía.
La familia de ella también se enteró de los rumores. Estaban aterrados de las represalias de Beltrán y como medida de protección decidieron cambiarse de casa. Pero el tiempo hizo lo suyo y como nunca hubo ningún ataque, Krishna retomó el contacto con Beltrán.
El 5 de octubre de 2025 salió con él a una discoteque. Fue el último día que la vieron con vida.
Desorientada
La cronología de los documentos judiciales va así. El Guatón Beltrán pasó a buscar a Krishna a la puerta de su casa el 5 de octubre. Eran las 02:18 de la madrugada cuando las cámaras lo captaron llegando en un Suzuki gris. Se fueron hasta la discoteque La Facultad que está en Pío Nono. Allí estuvieron hasta las 04:45. Cuando Krishna salió apenas podía mantenerse en pie. Se tambaleaba de un lado a otro. Estaba desorientada. Una grupo de personas se dio vuelta para mirarla, sin hacer nada.
Beltrán la sujetó y la subió a su auto. Desde ahí se fue hasta San Bernardo, al antiguo domicilio de ella. Para entonces, ya eran las 05:29. Se detuvo brevemente. No se bajó nadie. Luego se fue a un rumbo desconocido que las cámaras no captaron. Krishna seguía al interior del automóvil.
Al día siguiente la familia de la joven presentó una denuncia por presunta desgracia. Sospechaban que el Guatón Beltrán podía estar relacionado. Cristal, la hermana de Krishna, salió en televisión diciendo que temían por su vida. Siempre le pareció raro que un hombre de 45 años se involucrara con jóvenes menores.
Las diligencias de la Policía de Investigaciones y la búsqueda avanzaban. Pero fue recién el 16 de octubre cuando ocurrieron las primeras detenciones.
Incongruencias en la declaración
La PDI llegó hasta donde vivía el Guatón Beltrán luego de que un vecino los alertara. A través de una llamada les contó lo que vio: Beltrán junto a otros dos hombres estaban subiendo unas abultadas bolsas de basura al interior de su vehículo.
La policía se dejó caer a las 01:25 de la madrugada. El objetivo era hacerles un control de identidad y revisar lo que llevaban en las bolsas. Apenas los tres sujetos se dieron cuenta, comenzaron un intento de fuga. Como nada de eso sirvió, agredieron a los funcionarios. Tampoco funcionó. Se los llevaron detenidos de todas formas.
Ya en el cuartel, Beltrán abrió la boca. Según cuentan fuentes cercanas a la investigación, su declaración estuvo llena de inconsistencias. De partida, porque dijo que después de la disco, fue a dejar personalmente a Krishna a su casa. Luego se trasladó hasta su propio domicilio a dormir.
Las incongruencias hablan por sí solas. Las cámaras efectivamente lo vieron pasar cerca de la antigua casa de Krishna, pero solo se detuvo brevemente. En ese intertanto no se bajó nadie. Tampoco llegó a su departamento. Cuando lo hizo fue al día siguiente, cerca del mediodía, y llevaba otra muda de ropa.
Después el Guatón Beltrán se desdijo. Aseguró que en realidad Krishna se bajó del auto una cuadra antes. Eso tampoco ocurrió. Las cámaras lo contradicen.
Una mexicana
Hoy, según cuentan quienes conocen al dedillo la investigación, la hipótesis que cobra más fuerza es una vendetta del Guatón Beltrán por la mexicana que le hicieron. Una venganza.
Estas mismas fuentes plantean que esta hipótesis toma fuerza porque el dealer habría intentado desquitarse —además de Krishna— con otras dos soldadas. Una de ellas sería pareja de quien le hizo la quitada de droga.
“A una de esas soldadas le balearon la casa. Alcanzó a salvarse”, dice una fuente cercana al caso. Los mismos sostienen que en uno de los bunkers, destinados para la venta de droga, se encontró una mancha de sangre (hasta ahora no identificada).
Además de Beltrán, hay otros cinco detenidos. Una de ellas es la actual pareja de él, una menor de 17 años, y la madre de esta, Rosa Oñate. También están Ignacio Escobedo y Jordan Pinto, que habrían sido sus “soldados”.
El último fue José Montecinos Contreras, un panadero. El testimonio de este último -exponen fuentes de BBCL Investiga- fue clave para encontrar el cuerpo de Krishna durante este domingo.
Fue él quien entregó la información exacta de dónde estaba el cuerpo: el Guatón Beltrán “le encargó a Montecinos sepultar a Krishna”, revela uno de los inquiridos.
La fosa para dejar el cuerpo ya estaba preparada a un costado de un camino, entre medio de matorrales, en el sector Catemito, en Calera de Tango.
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