El quinto capítulo titulado La Puerta (The Door) sorprendió a los televidentes con algunas revelaciones que sin duda cambiarán el curso de la historia; además de ofrecer una de las secuencias de acción más extraordinarias y emotivas de la temporada.
Advertencia: a continuación, se detallan sucesos del quinto episodio de la sexta temporada de Game of Thrones.
El capítulo se inicia con el reencuentro entre Petyr Baelish y Sansa Stark. Esta última le recrimina a su antiguo protector el haberla dejado a merced de Ramsay Bolton, explicitando el maltrato del que fue víctima. En este punto podemos observar la madurez del personaje interpretado por Sophie Turner, quien tiene como objetivo destruir el dominio de los Bolton en el Norte junto a su hermano Jon y restaurar el honor de su familia; para ello, ambos determinan buscar la alianza de casas nobles y el apoyo de Brynden Tully, el cual supuestamente ha recuperado Aguasdulces.
Por otra parte, Arya es puesta nuevamente a prueba para demostrar su valía ante el Dios de Muchos Rostros asesinando a una actriz que se encuentra de paso en Braavos. La joven tiene la oportunidad de observar la representación de una sátira política en donde su padre aparece humillado frente a los espectadores. Al respecto, resulta interesante la utilización del recurso teatral para mofarse de la inestabilidad del gobierno de Desembarco del Rey haciendo eco de los dramas de Shakespeare.
Daenerys, ahora líder del ejército dothraki, se entera del mal que padece Sir Jorah Mormont. Luego que este le confiesa su amor, ella lo perdona y le ordena encontrar la cura para que luego regrese a
gobernar los siete reinos a su lado. Sin duda la intervención de este personaje será crucial como deus ex machina en el futuro de la Madre de los dragones. Al mismo tiempo, Tyrion pide la ayuda de una sacerdotisa roja para mantener la paz y la estabilidad en Meereen en ausencia de la reina; una extraña alianza que puede repercutir significativamente en los objetivos de Daenerys.
Sin embargo, uno de los puntos más importantes del episodio fue la autoproclamación de Euron Greyjoy como rey de las Islas de Hierro en lugar de Asha y la consiguiente huida de Theon y su hermana. La aparición de este nuevo personaje revitaliza un arco argumental que, si bien tiene gran relevancia en los libros de Martin, en la serie ha quedado un tanto marginado. De esta forma, la atención pareciera focalizarse nuevamente en la lucha por el Trono de Hierro llevada a cabo por las familias nobles del Poniente, manteniendo la consistencia narrativa a pesar de no contar con el referente literario directo.
El título del episodio hace referencia a la extraordinaria secuencia final del capítulo, en donde Bran huye junto a Meera de los caminantes blancos y el ejército de muertos después de ser descubierto por El Rey de la Noche. Sin embargo, el gran protagonista de este último segmento fue el personaje encarnado por Kristian Nair. El episodio (visualmente pasmoso) dirigido por el talentoso Jack Bender no solo revela algunos misterios en torno a los caminantes, sino también el origen de la condición de Hodor y su nombre. Luego de su estremecedora muerte sosteniendo la puerta de la cueva para contener a los monstruos, entendemos que él estuvo siempre destinado a proteger al joven Stark.
Para lograr escapar de aquella aterradora situación, Bran utiliza sus habilidades como warg para dominar la voluntad de Hodor, pero este es poseído no solo en el presente sino también en el pasado cuando era niño (Wyllis) marcándolo desde ese minuto. “Hodor” significa “Hold the door”, la última instrucción que recibe y también sus últimas palabras. De esta manera, el entrecruzamiento de marcos temporales nos permite inferir que Bran es capaz de viajar e interferir en la cronología de la historia, y quizás este don puede ser la clave para cambiar el destino de algunos personajes emblemáticos e incluso para destruir a los caminantes blancos.
Jesús Diamantino Valdés
Profesor y Director del Departamento de Expresión de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez. Es doctorando en Teoría de La Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Autónoma de Barcelona; magíster en Letras de la PUC y miembro del Grupo de Estudios sobre lo Fantástico (GEF) de la UAB. Es editor del libro Cuentos chilenos de terror, misterio y fantasía de editorial Cuarto Propio, y autor de otros trabajos dedicados al estudio del cine, la literatura y la ficción televisiva.