Hay unanimidad en Cannes este año. La cosecha 2016 del festival está mucho mejor que la de varias temporadas anteriores. Los críticos más memoriosos dicen que no se veía una tan buena desde 2006. Aquí analizamos qué filmes tienen más posibilidades de irse de Cannes con un premio.

Los candidatos a la Palma de Oro, que en festivales pasados (como el de 2015) han estado escasos, esta vez son numerosos. Entre ellos se cuentan la única representante latinoamericana en competencia, la brasilera Aquarius, de Kleiber Mendonca Filho, historia de impronta social protagonizada por la actriz Sonia Braga. También está la comedia alemana Tony Erdman, que se perfila como la favorita por su humor impensado y por los giros completamente inesperados que ofrece; y a nivel de la crítica, hay muchas fichas puesta en la francesa Rester vertical, del radical cineasta Alain Guiraudie (ya reseñada en esta web) y la rumana Sierra Nevada, de Christian Puiu, películas de tres horas que transcurre casi en forma integra en un departamento lleno de gente, y que presenta, además de algunos personajes sensacionales, un retrato crispado sobre la sociedad y la historia reciente de ese país del este de Europa.

Otros tres filmes presentados esta semana, realizados por directores que son plenos autores de cine (dos ya consagrados y uno emergente), aspiran también a la deseada Palma. Estos son Paterson, del neoyorquino Jim Jarmsuch (Dead Man, Una noche en la Tierra); Loving, del director estadounidense de 37 anhos Jeff Nichols, y La fille inconnue (La muchacha desconocida), de la dupla de hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne, doble ganadores del Festival de Cannes.

Paterson es una nueva comprobación de la aceitada poética de Jim Jarmusch. La película se sitúa en la localidad de Paterson, Nueva Jersey, donde vive la pareja formada por Paterson (Adam Driver, que en El despertar de la fuerza interpreta a Kylo Ren), chofer de micro que escribe poemas en sus ratos libres, y Laura (la iraní Goldshifteh Farahani), quien dedica su vida a cocinar cupcakes decorados en blanco y negro. Además tienen un bulldog, que pone acentos risueños en la película, y también juega un rol a nivel narrativo.

El relato se articula en torno a una semana, de lunes a lunes, y la cámara reflexiva de Jarmusch retrata los detalles cotidianos de estas vidas, donde (como ya se comprenderá) no ocurre nada demasiado intenso en términos de acción o drama. En el trasfondo de la historia, está el libro del poeta William Carlos Williams, poeta nacido en Paterson que cuyos libros poseen fama internacional, y la figura del cómico Lou Costello, nacido también en esta apacible localidad en 1906.

Lo cierto es que Jarmsuch entrega aquí una película con un filme exquisito, con toques geniales y paradojales. Su estilo ausente de énfasis y explicaciones psicológicas brilla en gran forma, unido a un formidable trabajo de actores y a una puesta en escena que roza la perfeccion. Paterson es una zambullida memorable en las vidas americanas del presente y es seguro que se va premiada desde Cannes.

Matrimonio interracial

Jeff Nichols impresionó en el 2013 en Cannes con la película Mud, vibrante película en la que un fugitivo (Matthew McConaughey) encontraba la ayuda de dos adolescentes, en una suerte de Tom Sawyer contemporáneo. Ahora regresa con Loving, otra mirada a los Estados Unidos profundos, esta vez basado en el caso real de Richard y Mildred Loving, el de raza blanco y ella de raza negra, que se casaron en 1958 cuando el matrimonio interracial era delito en el estado de Virginia.

Esta es una película ‘con tema’ y por lo tanto, está siempre al borde del discurso y la lección de buenas intenciones. Lo que la salva es que Nichols es un director inteligente, que escamotea las grandes declaraciones (Oliver Stone habría hecho un testamento con esta historia) y la mantiene al nivel intimo de la pareja, que además es muy contenida en sus comentarios y expresiones. Richard (Joel Edgerton) y Mildred (Ruth Negga) sufren la presión de la policía y la arbitrariedad de la ley sin entrar en crisis de nervios. Aguantan y siguen adelante con su vida de pareja, pese a las limitaciones que el estado de Virginia les impone y al desasosiego emocional que los recorre.

Sin duda, preferimos al Jeff Nichols de sus tres primeros largometrajes, mas intenso y arriesgado en sus opciones de puesta en escena, pero es justo decir que Loving es una película sumamente eficaz, que hace de la contención de sus dos esplendidos protagonistas una de sus mejores virtudes, que puede ganar algún galardón en Cannes y que debiera figurar en la temporada de premios en Estados Unidos.

Culpa social

Menos allanado se ve el camino para La muchacha desconocida, la nueva película de los galardonados hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne. Esta dupla belga, que ha obtenido dos veces la Palma de Oro (en 1999 con Rosetta y en 2006 con El hijo) y que se distingue por el inclaudicable realismo con que enfrenta cada una de sus películas, retorna al festival con este filme situado en Lieja, Belgica.

En esa ciudad, una joven doctora, Jenny (Adele Haenel) renuncia a integrarse a un importante centro de salud para dedicarse a ejercer en hospitales públicos, luego de que el crimen de una muchacha africana la involucrara indirectamente. Dominada por la culpa social, Jenny se aproxima al ambiente de los inmigrantes ilegales y las mafias, pero, sobre todo, se relaciona cotidianamente con una clase media, el C2 belga, que se distingue por la agresividad de su comportamiento y por la difícil comunicación entre los integrantes de sus familias.

En el lado bueno de La muchacha desconocida, y más allá de las virtudes formales de su cine, destaca la atención que prestan los Dardenne a las emociones, y como estas determinan cada una de nuestras acciones, aunque las disfracemos de racionales. En la parte menos feliz del filme, se halla cierta superficialidad de la narración y sus personajes, y una encadenacion algo forzada de los acontecimientos.

Los hermanos Dardenne perdieron potencia esta vez en Cannes y todo indica que su tercera Palma de Oro tendrá que esperar.