Toni Erdmann, una emotiva tragicomedia sobre padre que intenta acercarse a su hija a través del humor, conmovió este sábado a Cannes, desatando carcajadas y una salva de aplausos en su estreno.
La película, tercer largometraje de Maren Ade, miembro de la nueva generación de cineastas berlineses, cuenta la historia de Inés, una mujer de unos treinta años, ejecutiva en una importante firma alemana en Rumania, tan absorbida por su trabajo que ha perdido la capacidad de disfrutar de la vida y olvidado cómo ser feliz.
Pero su perfecta rutina, controlada hasta en sus más mínimos detalles, se verá trastornada con la visita sorpresa de Winfried, su padre, magníficamente interpretado por el actor austríaco Peter Simonischek.
Ante las dificultades que tiene para comunicarse con su hija, Winfried se creará un alter ego, Toni Erdmann, un hombre totalmente irreverente que con un particular sentido del humor intentará despertarla de su letargo y recuperar la relación que alguna vez tuvo con ella.
“Desde hace mucho tiempo quería hacer una película sobre la familia y las rupturas, que son inherentes a toda relación padre e hija. En algún momento todos tenemos el deseo secreto de alejarnos de nuestra familia, de escapar y comenzar de cero”, comentó la directora.
Maren Ade se inspiró de su propio padre para dar vida al personaje de Toni Erdmaan. “Mi padre es un hombre a quien le encanta hacer bromas, su humor me acompañó durante toda mi juventud y lo reflejé en mi película”.
El filme, de casi tres horas, es también un retrato hiperrealista de un mundo globalizado, dominado por una economía basada en un capitalismo feroz, donde Inés debe luchar para hacerse un lugar entre los hombres. Ejecutiva implacable, de su padre no solo la separa la distancia, sino además las convicciones.
Maren Ade pisó fuerte en su primera competición oficial en Cannes, dejando rendidos a sus pies a los espectadores, que en dos ocasiones estallaron en aplausos, entre carcajadas, en las escenas más fuertes y conmovedoras de la película.
También se llevó los elogios de la prensa especializada. “La película de Maren Ade es un triunfo, una comedia humana graciosísima”, estimó Variety, mientras que el rotativo Le Monde escribió, sin reservas, que la película de Ade es “un cohete (…) que alcanza las estrellas”.
Su nominación en el certamen, al que Alemania regresa tras ocho largos años de ausencia, corona a la llamada “Berliner Schule” o “Escuela de Berlín”, el joven cine alemán del siglo XXI que toma el relevo de manos de ilustres predecesores como Wim Wenders, Werner Herzog y Rainer Werner Fassbinder.
Con apenas 39 años, la directora compite frente a veteranos de la industria del cine, como Pedro Almódovar, Jim Jarmusch y Ken Loach, en un certamen en el que participan sólo tres mujeres entre 21 cineastas.
Desde el nacimiento del Festival de Cannes en 1939, una sola mujer se ha llevado la Palma de Oro, la neozelandesa Jane Campion, por El piano en 1993.
Maren Ade, que estima que no hay suficientes mujeres cineastas, defiende la creación de un sistema de cuotas y una mejor distribución de las subvenciones. “Deberíamos intentarlo y ver luego si funciona o no”, dijo en entrevista con la AFP.
“Si alguien me hubiera dicho un día, cuando estaba en la escuela de cine, que íbamos a necesitar un sistema de cuotas para que las mujeres pueden realizar películas, lo habría tachado de loco, ya que en las clases de producción y dirección eramos mitad mujeres, mitad hombres”.