Un cuento sobre la degradación social en el aislamiento de la Francia rural y un drama rumano que explora la complejidad de los lazos familiares abrieron este jueves en Cannes la competencia por la Palma de Oro.
Con un cine crudo que incluye animales destripados, un parto en primer plano, sexo explícito o una escena de eutanasia y sodomía, el francés Alain Guiraudie sorprendió con Rester vertical, filmado en los paisajes solitarios de Lozere (sur), los bañados del Poitou y algunas escenas urbanas en el puerto de Brest (oeste)”.
Cuenta el viaje de Leo (Damien Bonnard), un joven guionista un poco perdido en la vida que conoce a una joven pastora con la que tiene un hijo que ella se niega a criar.
En una trama que termina relacionándolos a todos con todos, aparecen otros personajes, todos infelices y solitarios.
Guiraudie, premiado en 2014 en la sección Una cierta mirada con El desconocido del lago, explicó a la prensa que su filme permite “distintas puertas de entrada”.
Creación artística y paternidad, sexualidad en el mundo rural o relación con lo salvaje y primitivo de una sociedad en pérdida de referentes son apenas algunas de ellas.
El elemento salvaje está encarnado en la película por el lobo, el animal amenazante que desde la noche de los tiempos obligó al hombre a “permanecer erguido” para hacerle frente, expresión que explica el título de la película y que, según Guiraudie, tampoco está desprovisto de connotación sexual.
“El sexo es algo que da miedo pero no quería presentarlo de manera grave o solemne”, dijo Guiraudie sobre esta película con elementos oníricos y un par de evocaciones bíblicas.
“Con la decadencia de Leo, quise hablar de algo que nos amenaza a todos”, dijo el cineasta de 51 años. Hay poca gente en Francia, advirtió, “que puede decir que va a vivir tranquila el resto de sus días”.