Salmones asfixiados, decenas de miles de sardinas y mariscos muertos y el mayor varamiento de ballenas registrado en los últimos tiempos, son parte de los fenómenos que han afectado a nuestras costas, hechos vinculados por los científicos a El Niño.
No obstante, en los últimos días la principal preocupación ha sido la presencia de la temida marea roja y que movilizó a las autoridades a decretar zona de catástrofe en la Región de Los Lagos.
¿Qué es la marea roja?
Se trata de un fenómeno natural provocado por el aumento de microalgas en el mar, y que al ser usadas como alimento por la fauna marina, como los moluscos, pueden provocar serios daños en la salud de las personas que los consumen derivando incluso en la muerte. Esto, por las sustancias tóxicas que producen estas algas microscópicas.
Esas toxinas pueden clasificarse de acuerdo a sus efectos en tres tipos: Veneno Diarreico del Molusco (VDM), Veneno Amnésico de Molusco (VAM) o Veneno Paralizante del Molusco (VPM), siendo este último el que actualmente está afectando a la región, según explica el Sernapesca.
Al respecto, el director del Servicio Nacional de Pesca, Eduardo Aguilera, recomendó evitar el consumo de productos que no tengan un origen claro, sobre todo choros, ostras, almejas, cholgas, navajuelas, navajos y machas.
Cabe precisar, que la marea roja NO AFECTA a centollas, jaibas, pulpos y erizos; además de la mayoría de los pescados, excepto las sardinas y anchovetas.
Y es que lamentablemente la presencia de la toxina no hay forma de detectarla a simple vista, a lo que se suma que tampoco sirve como medida de precaución el hervir el producto.
“No se inactiva con el calor, es más, al calentar se logran formas mucho más potentes de la toxina, por lo tanto el calentar o cocinar los mariscos pueden hacer que el nivel de toxicidad sea aún mayor. Esto más encima se potencia al aplicar jugo de limón o si la persona ha bebido alcohol”, sentenció Aguilera.
Por último, las autoridades reiteraron que el consumo de mariscos infectados puede provocar desde escalofríos, dolor de cabeza, debilidad muscular, náuseas y vómito hasta la muerte por paro respiratorio en casos extremos, dependiendo quién lo consuma y su estado de salud.