Salmones asfixiados, decenas de miles de sardinas y mariscos muertos y el mayor varamiento de ballenas registrado en los últimos tiempos golpean a las costas del país, episodios que los científicos relacionan mayoritariamente con el fenómeno de El Niño.
La primera señal de alerta data de mediados del año pasado, con el hallazgo de más de 330 ballenas muertas en apartados fiordos de la Patagonia chilena, un histórico suceso que sorprendió a la comunidad científica mundial.
A inicios de año un desmesurado aumento de microalgas en la región de Los Lagos mató -por asfixia- a unas 40.000 toneladas de salmones, equivalentes al 12% de la producción anual.
Cuatro meses después, 8 mil toneladas de sardinas vararon en la desembocadura del río Queule, en la región de La Araucanía, mientras que a fines de abril de miles de machas, un molusco común en Chile, aparecieron varadas a lo largo de 5 kilómetros de la costa de la Isla de Chiloé.
Las autoridades atribuyen la masiva mortandad de machas a la presencia en la zona de la ‘marea roja’, causada por la proliferación de algas, y prohibieron la extracción de mariscos en toda la región, dejando a miles de pescadores sin su fuente de trabajo.
“Todos los años tenemos mareas rojas en la zona austral de Chile pero esta vez la marea avanzó más al norte y afectó a estas poblaciones de bivalvos que nunca antes habían estado expuestos así“, señaló a la AFP, Jorge Navarro, investigador del Centro de Investigación de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal).
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Durante el verano austral también miles de calamares gigantes o jibias aparecieron muertas en el litoral de la isla de Santa María, mientras que varias playas del litoral central debieron ser cerradas por la masiva presencia de una medusa conocida como ‘fragata portuguesa’.
Un océano “movido y cambiante”
Con más de 4 mil kilómetros de costa, Chile es uno de los países con mayor extensión de mar en su territorio y tradicionalmente debe hacer frente a los avatares del fenómeno climático de El Niño, que aumenta la temperatura superficial del océano Pacífico.
Con aguas más cálidas se producen florecimientos anormales de algas, que consumen el oxígeno provocando la muerte por asfixia en el caso del salmón o generando una alta concentración de toxinas en el de la marea roja.
Por ahora, El Niño es sindicado por científicos como la causa más probable de la mayor parte de las anomalías que se registran en el mar chileno, aunque no de todas.
“Suponemos que un factor común a los eventos de mortalidad ocurridos tanto en la zona sur de Chile, en los salmones cultivados, como en la ocurrida en peces costeros (sardina principalmente), corresponde al actual fenómeno de El Niño, el cual ha sido clasificado como uno de los más intensos en los últimos 65 años”, señaló a la AFP un panel de expertos del Instituto de Fomento Pesquero de Chile (IFOP).
“El océano chileno está movido y cambiante. Ha habido una serie de eventos que denotan la presencia de un ‘Niño’ con manifestaciones bastantes diversas”, coincidió por su parte Sergio Palma, doctor en oceanografía de la Universidad Católica de Valparaíso.
Pero no sería el único factor detonante.
La masiva mortalidad de ballenas en la Patagonia “podría ser provocada por un proceso ecológico natural”, no relacionado a la muerte de sardinas y mariscos, afirmó a la AFP Laura Farías, oceanógrafa de Universidad de Concepción.
“No hay algo ecológico, oceanográfico o climático” que pueda unir ambos fenómenos, agrega la experta.
Para Farías, el creciente desarrollo de la acuicultura en la zona podría estar detrás de la masiva muerte de salmones y mariscos.
“Hay estudios que indican que en la Patagonia la mayor frecuencia de ‘Bloom’ (o masiva presencia de algas) tóxicos podrían ser una consecuencia de la acuicultura”, explica.
De momento, el mar chileno tendría un respiro. Diversos análisis muestran que el fenómeno de El Niño estaría en retirada, provocando lentamente un descenso de la temperatura de las aguas, aunque la sucesiva ocurrencia de fenómenos marinos dejó varias tareas por delante.
“Chile aún carece de información sobre el mar. Hay que invertir en información oceanográfica, que seamos capaces de predecir ciertos eventos” y prepararse mejor para enfrentar los efectos del cambio climático, afirma Valesca Montes, coordinadora de Pesquerías de la organización conservacionista WWF Chile.