Un chileno de 23 años, David Fritz, intentó escapar por una ventana de la sala de conciertos Bataclan de París, pero fue tomado como rehén. En ese momento sintió “rabia” y cuenta que no le hubiera importado poder “disparar en lugar de quedarse esperando” a que lo mataran.
21:45 horas en París. Poco después de comenzar el “muy buen concierto de los Eagles of Death Metal”, este chileno radicado hace años en Francia y amante de la música, ubicado en el balcón interior de la sala, oye “como un redoblar de tambor”. “Me dije a mí mismo que se parecía a un fusil kalashnikov… porque he jugado a Counter-Strike”, el juego de internet en el que la policía enfrenta a comandos terroristas.
“Los Eagles of Death Metal, son un poco locos…Pero miro al foso de orquesta y comienzo a ver gente muerta. Comprendo que se trata de un ataque cuando siento el olor a pólvora. Les grité a todos que se acostasen en el suelo”.
Busca una salida de emergencia, pero cae en una trampa sin salida: una ventana abierta, a siete metros de altura. De repente, desde el primer piso de la sala se oye un disparo: “hubo pánico”. David se cuelga de la ventana, como puede verse en el video difundido por un periodista de Le Monde, que vive justo al lado.
Un “terrorista” pide a David y a otros espectadores “regresar al balcón y sentarse. Mientras tanto, otro seguía disparando en la platea y matando gente”.
Arriba, el hombre armado “los mantiene más o menos bajo control apuntándoles. Trataba un poco de tranquilizarnos. Luego hubo una enorme detonación. Allí se convirtió 100% en una toma de rehenes. Fue duro, terrible, nos sentimos en una trampa. Sentí rabia contra Bataclan. Si fuese un incendio, ni siquiera había salida de socorro para el piso superior. ¡Y abajo la platea era una carnicería, habían matado a todo el mundo!”
“Un milagro”
Un momento interminable… “Como en las películas, un negociador pidió 20 minutos al terrorista”, que acepta, bajo la amenaza “de hacer explotar todo”. “Imagínate la impotencia. Si hubiese tenido un arma, hubiese disparado, en lugar de quedarme frente a una ventana esperando a que te maten”, dice David, furioso.
En declaraciones a Chilevisión, David dijo que los atacantes le preguntaron su país de origen y de qué trabajaba.
Hasta que llega el momento del asalto “relámpago” de las fuerzas del orden. Fuego cruzado, antes de una “explosión, con enorme deflagración”, de tal intensidad que quemó parte de sus cabellos castaños. “Pasamos de golpe de un momento de calma a un terremoto. Los terroristas habían perdido el control y probablemente habían decidido hacerse explotar”.
David avanza en dirección de la policía. Está entre ellos y los extremistas. “Lo único que te dices es: ‘voy a avanzar sin mirar hacia atrás’”.
Finalmente el chileno se encuentra a salvo. Laure (el nombre fue cambiado) en el piso de abajo tuvo que esconderse entre los cadáveres, haciéndose pasar por muerta para sobrevivir (…) Fue un milagro”.
Media hora pasada la medianoche, una amiga logra contactar a través de Facebook a los familiares. “David está a salvo”. “Estoy conmocionado, apenas tengo la sensación de estar emergiendo”, dice el chileno.
Por lo menos 89 personas murieron el viernes en el ataque al Bataclan, incluyendo tres chilenos.